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España

Los lugares imprescindibles de Madrid

De Madrid al cielo...

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Suena Sabina de fondo. No podía ser otro. Porque para hablar de Madrid hace falta haberse pateado a conciencia sus rincones, bebido sus calles hasta la última gota y perdido en Malasaña unas cuantas veces, muy a pesar de Google Maps. La capital sigue teniendo ese encanto tan suyo que engancha, que te hace querer quedarte un ratito más en sus terrazas, con sus gentes. Y miras al cielo y sabes que estás en Madrid, sus tejados la delatan, es la ciudad castiza más urbana de esta España que a veces parece querer olvidarse de la mejor parte. Y aunque somos muchos los de fuera, nos hace sentir muy suyos, y así -sólo así- es posible hablar de Madrid sin serlo, como Joaquín, como yo, como otros muchos. Para una buena inmersión madrileña necesitaremos unas zapatillas cómodas, poco peso en la mochila y la batería del móvil a pleno rendimiento. Ya dispuestos, arrancamos nuestra travesía en el denominado Madrid de los Austrias, que por algo forma parte de los recorridos oficiales. Nuestro punto de partida será la famosa Puerta del Sol, donde nos toparemos con la figura del Oso y el Madroño, iconos de la capital, y un gran Carlos III a caballo, frente al reloj y al simbólico kilómetro 0 de nuestro país. A través de la calle Postas llegaremos a la Plaza Mayor, originaria del siglo XV, si bien, debido a varios incendios, ha sido remodelada en diferentes ocasiones. A escasos metros de la plaza nos toparemos con el Mercado de San Miguel, un espacio dedicado a la gastronomía gourmet que hará las delicias de los más foodies. El mercado, forjado en hierro y cubierto por cristaleras inmensas que dejan al descubierto sus encantos, fue declarado Bien de Interés Cultural hace más de una década. Retomando la Calle Mayor, pasaremos por la Plaza de la Villa que alberga representativos edificios de entre los siglos XV y XVII, hasta alcanzar la Catedral de la Almudena y el Palacio Real, una majestuosa construcción realizada en piedra y ladrillo que cuenta con una selecta colección de obras de pintores de la talla de Caravaggio, Velázquez o Goya. La tranquilidad de la Plaza de Oriente es un buen lugar para hacer un parón y contemplar las bonitas vistas que ofrece el Madrid más real. Tras visitar la plaza de Ópera, continuaremos la marcha por la calle del Arenal, donde se halla la iglesia de San Ginés y una de las chocolaterías más populares de la capital con el mismo nombre. Ya en Callao, podremos fotografiar el neón de Schewppes desde la propia plaza, o bien, subiéndonos a la terraza del nuevo espacio gourmet abierto por El Corte Inglés, desde donde se contemplan unas bonitas vistas panorámicas de la zona. Tomaremos la dirección opuesta a Plaza de España para recorrer la Gran Vía madrileña hasta llegar al edificio Metrópolis, levantado en la esquina de esta vía con la calle Alcalá. Si tienes ocasión, no dejes de acercarte al Círculo de Bellas Artes para contemplar los cielos de Madrid en todo su esplendor. Tras dejar atrás Banco de España, ante nosotros se aparece, regia y señorial, la Cibeles, una fuente diseñada a finales del XVIII por Ventura Rodríguez, convertida más tarde en símbolo del madridismo. Rodeando a esta magnífica fuente se erigen otros enclaves igualmente destacados, el grandioso Palacio de Telecomunicaciones -actual sede del Ayuntamiento madrileño- y la Casa de América. Siguiendo hacia el este nos espera la Puerta de Alcalá, una de las imágenes más asociadas a la ciudad, de porte distinguido tanto de día como de noche mientras, “viendo pasar el tiempo”, deja que los madrileños caminen a su lado. A penas unos metros más allá se ubica el parque del Retiro, el pulmón de la capital, un pequeño bosque urbano en el que se alberga el maravilloso Palacio de Cristal. Los apasionados del arte tienen un par de buenas excusas para acercarse a la capital, ya que a lo largo del denominado Paseo del Arte, la ciudad acoge importantes museos como el Thyssen-Bornemisza, que recorre la historia del arte occidental desde el siglo XIII hasta finales del XX. Siguiendo este bonito paseo, en dirección Atocha, se sitúa el prestigioso Museo del Prado, en el que se alojan importantes obras pictóricas tanto del ámbito nacional como internacional, como Las Meninas de Velázquez, el Jardín de las Delicias del Bosco o la Bacanal de Tiziano. Siguiendo este recorrido artístico, ya pasado el Jardín Botánico, se alza –en zona Embajadores- el  Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el más vanguardista de los tres y en el cual se topa la obra maestra de Picasso, el Guernica. Lejos de las propuestas turísticas más consolidadas, Madrid presenta al viajero una amplia variedad de alternativas, muchas de ellas resguardadas al abrigo de sus barrios más carismáticos, como Malasaña, antes conocido como barrio de las Maravillas. Fue el epicentro de la Movida y del movimiento más underground de una España harte de corsés, hoy en día, continúa siendo germen de las nuevas tendencias y tribus urbanas, en sus calles se topan infinidad de tiendas con encanto y curiosos espacios gastronómicos. De noche el barrio recupera su espíritu más alternativo en locales como La Vía Láctea, El Penta, Tupperware (El Tupper) o el Ocho y Medio. No muy lejos de Malasaña, Chueca y sus calles de Fuencarral y Hortaleza, así como su Mercado de San Antón, mantienen la nota de color y frescura a la parte de atrás de la Gran Vía madrileña. Más allá de Lavapiés, otro de los barrios con personalidad de la ciudad, se encuentra Delicias, para muchos una de las zonas con más proyección de Madrid, donde se lleva el famoso Mercado Motores el segundo fin de semana de cada mes. Los que busquen un poco de inspiración acompañada de ricas tapas madrileñas, hallarán en el barrio de Huertas o de las Letras la mejor forma de callejear las calles en las que años atrás escribían nombres como Cervantes, Lope de Vega o Calderón de la Barca, entre otros. Nos despedimos de Madrid como debe ser: tumbados en el Retiro, mirando al cielo en busca de otra excusa para volver a perdernos por sus rincones, cargados de historia y de jóvenes dispuestos a reescribirla. ¿Te vienes?

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