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España

Escapada de otoño al hayedo de Lindes

La belleza del hayedo en otoño convierte a este rincón de Asturias en toda una maravilla de la Naturaleza.

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La riqueza natural de Asturias está fuera de toda duda. Su costa está cuajada de paisajes y acantilados dignos de postal, del mismo modo que su interior, con la cordillera Cantábrica como testigo. Allí, a no mucha distancia de Oviedo, se encuentra el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa y, dentro de él, una de las rutas preferidas por los senderistas: la del hayedo de Lindes. También conocido como el Bosque de Lindes o el Hayedo de la Vallinona, es uno de los más grandes de todo el norte de España, y se enmarca entre montañas de gran altura, formando un valle completamente verde que, en otoño, torna a tonos marrones, ocres, amarillos, naranjas..., es decir, en una típica postal que pocos se resistirán a no guardar en sus retinas y en las tarjetas de memoria de sus cámaras de fotos. La ruta de senderismo más conocida en el hayedo es circular, lo que facilita las cosas a los más despistados, ya que será complicado perderse. El punto de partida es el pequeño pueblo de Lindes, en el concejo de Quirós, pasando Cortes (donde se puede luego hacer una parada a comer). Ya el propio pueblo puede presumir de entorno privilegiado, al final de la carretera QU-4 (que serpentea todo el valle, mientras no se deja de subir), a orillas del río Linde y junto a torrentes que nacen a pocos metros, pequeños afluentes del primero. El puñado de casas que lo forman, frente a una iglesia, ocupan el único rellano de la zona. Se trata de un camino de pleno monte, por lo que no es muy recomendado para niños pequeños que se cansen fácilmente, sobre todo si tenemos en cuenta de que es una ruta de entre cuatro y cinco horas de duración. Se recorrerán 7,5 kilómetros, que son los que transcurren por las vías forestales que separan Lindes de La Foz Grande, más los que atraviesan el hayedo (no se puede practicar en bicicleta, debe ser solo andando). No es la única ruta posible. Una segunda lleva a los Puertos de Agüería, valle pastoril rodeado por las altas cumbres del macizo de Peña Ubiña, atravesando el desfiladero de La Foz Grande. Con itinerarios marcados, no hay escapada que merezca más la pena este otoño en Asturias.

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