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España

Dormir como un rey junto a la Catedral de Santiago de Compostela

Una Catedral que es Patrimonio de la Humanidad además de destino de peregrinos.

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Santiago de Compostela es una ciudad que necesita, al menos, dos visitas: una para entrar caminando en la Plaza del Obradoiro y sobrecogerse ante la inmensidad de una Catedral románica de fachada barroca y otra para descubrir que hay vida y lugares en la ciudad más allá del hogar del Apostol. Y es que, aunque estemos hablando de una catedral, la belleza del conjunto arquitectónico que representa la Plaza del Obradoiro frente a su templo trasciende a cualquier asunto de fe. Nosotros, hoy, nos acomodamos precisamente ahí, frente a la Catedral, paseamos a su alrededor y su interior sin alejarnos de ella ni tan siquiera para domir porque en la misma plaza del Obradoiro el Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador, nos aguarda. A Santiago de Compostela se llega de muchos modos y por muchos caminos que confluyen en uno, el suyo, el de Santiago; tanto si caminas, ruedas en bicicleta o lo recorres a caballo, vengas por el camino que vengas como si no peregrinas y llegas por medios más rápidos y modernos, el final del camino es el mismo, es la Plaza del Obradoiro y la vista de la fachada de la Catedral, esa es la primera impresión que buscamos todos al llegar a la ciudad del Apostol y a su casa. Y no es para menos, estamos ante un templo centenario reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La Catedral se visita por fuera, comenzando por su fachada barroca, la que da a la Plaza del Obradoiro y que se construyó para proteger una de las obras medievales más importantes de la historia: El Pórtico de la Gloria tallado en piedra por el Maestro Mateo. Pasearemos frente a la fachada sur, la de Platerías y única románica que se conserva; también la norte, la de la Azabachería, de estilo neoclásico y la fachada este, la de la Quintana, barroca y conocida por los conciertos que cada año se celebran frente a ella para celebrar la festividad del Apostol Santiago el 25 de julio. El interior de la Catedral es imponente, te perderás entre sus capillas y te sorprenderás ante el baile del botafumeiro y los aromas que emanan de él; la escultura del Apostol a lomos de su caballo blanco te parecerá muy pequeña en comparación con el templo que se levantó en su honor; el museo de la Catedral guarda tesoros, su subsuelo vestigios de su origen pero, sin duda, la imagen que quedará para siempre grabada en tu retina, además de la primera visión de la Catedral desde el Obradoiro, será la que descubrirás al subir a la cubierta de la Catedral, al pisar su techo y ver tan cerca sus torres y tan pequeñas las gentes en la plaza. La cubierta se camina sin riesgo porque es escalonada así que, si tienes oportunidad de subir, no lo dudes, que no te pueda el vértigo porque merecerá la pena el paseo por los tejados. Puedes descargarte los planos de la Catedral en su web, utilizar el servicio de audioguías de que disponen, reservar una visita guiada tanto individual como uniéndote a los grupos que se forman durante el día. Ésta última opción es la que te recomendamos porque descubrirás muchas historias y anécdotas alrededor de este templo que te sorprenderán. Y para cuando el cansancio te pueda después de un día de descubrimiento y visita guidada a unos de los monumentos más importantes del mundo, después de que hayas disfrutado de la rica gastronomía local en alguno de los restaurantes cercanos, toca descansar y ¿qué mejor lugar que un hotel con vistas a la Catedral y entrada por la Plaza del Obradoiro? Es el Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador. Dicen que se trata del hotel más antiguo del mundo y nació al calor de la Catedral porque fue antes que nada Hospital Real que funcionaba como albergue de peregrinos en el año 1499; mantiene sus cuatro claustros, más de cien habitaciones clásicas como sacadas de otro tiempo y un lujoso comedor en el que rendir el gusto a la  deliciosa gastronomía local, con terraza y vistas únicas al Obradoiro. Claro que hay más, mucho más, tanto en el conjunto del Obradoiro como más allá de él pero, como decíamos nada más comenzar este artículo, Santiago es una ciudad de un mínimo de dos visitas y, en la primera, nos quedamos en su Catedral.

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