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Descenso nevado en pleno mes de julio.

Sí, es posible. Y nada menos que en Lesotho, donde se encuentra una de las pocas estaciones de esquí australes del planeta.

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Que una estación de esquí se levante a una cota de 3.322 metros de altura no es algo que llame la atención. Es una cifra muy respetable que coincide con la de importantes estaciones de Suiza, por ejemplo. Pero si estamos hablando de que la protagonista se encuentra muchos kilómetros al sur de los Alpes, concretamente en las montañas Maluti de Lesotho, la cosa cambia. Este pequeño país de Ýfrica del Sur cuenta con una de las pocas estaciones de esquí australes que hay en el planeta. La suya, no podía ser menos, se llama Afri-Ski, a poco más de cuatro horas de trayecto en coche desde Johannesburgo (Sudáfrica), atravesando los pasos de Moteng y Mahlasela. Cuenta con todas las facilidades y servicios de cualquier centro de esquí del mundo. Así, no faltan los apartamentos, los chalets de montaña alquilables, las villas ni los lodges. Siempre con el mejor servicio, dependiendo de la categoría de cada uno. Durante el invierno austral, que comienza esta semana, es posible disfrutar del esquí más increíble. De hecho, desde 1929 es habitual que las Maluti se conviertan en el destino de fanáticos del deporte blanco que no dejan de viajar con sus esquíes por el mero hecho de que en el Hemisferio Norte las temperaturas estén por encima de los 25 ºC. Sin embargo, fue en 2004 cuando se acometió la construcción y modernización de la estación, incluyendo telesillas, zonas especiales para snowboard y todo lo necesario para poder realizar también vacaciones familiares. Las pistas se encuentran abiertas durante la temporada los siete días de la semana, de 9 a 16 horas (la última de ellas es gratuita para aquellos que hayan llegado recién ese día). No faltan las competiciones durante los tres meses de invierno, organizadas por el Afriski Race Club. Además, llama la atención que las máquinas de nieve no crean polvo artificial, sino que se sirven de una tecnología que combina la nieve natural con la humedad para crear una superficie que hace la práctica más interesante. Para los que no saben esquiar y se conforman con disfrutar del paisaje existe la opción de deslizarse en Bumboarding, una especie de trineo de plástico que se puede alquilar por un mínimo de dos horas y que hace del descenso una de las actividades más divertidas. E incluso es posible convertir esta distracción en toda una aventura gracias a las sesiones de Xstreme Bumboarding, aunque eso sí que es para experimentados. El reino de Lesotho esconde una de las maravillas del deporte blanco más exóticas. Sólo hay que reservar el billete, la estancia y viajar hasta allí, con ganas de desafiar al termómetro y al calendario.

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