UN RETRATO DE OTRO MUNDO
North Brother, una isla fantasma a 20 minutos de los rascacielos de Nueva York
Fantasmagórica y oscura, resulta difícil imaginar que estamos a poca distancia de Manhattan. Bienvenidos a un santuario de aves exuberante, cubierto de vegetación y abandonado, al lugar que fuera hospital para tuberculosos y hoy una leyenda tenebrosa.
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North Brother Island, situada en el East River, entre el Bronx y Rikers Island, no es precisamente lo que podríamos llamar una isla paradisiaca. Y es que este pequeño territorio, rodeado de peligrosas y fuertes corrientes, fue un territorio virgen hasta el año 1871, año en el que se edificó allí un hospital para tuberculosos. La cosa podría ser hasta normal, si no fuera porque se convirtió en un lugar de exilio y muerte para muchos. De todos los lugares olvidados y misteriosos de los cinco distritos de la ciudad de Nueva York, pocos tienen una historia tan interesante y terrible.
En 1885, la isla fue adquirida por la ciudad y se edificó en ella un nuevo hospital para tratar enfermedades infecciosas. Desde el Bronx se estableció una línea de ferry para el transporte de personas y materiales, y ese era el único contacto que mantenía la isla con el exterior, ya que hasta 1894 el complejo no tenía ni teléfono.
La amenaza y el miedo a las enfermedades infecciosas era muy grande en aquella época, y el Riverside Hospital de North Brother Island fue esencial para tratar a los enfermos. Todos los que llegaban allí eran en cierto modo exiliados a la fuerza. Y este hospital desnudo e inhóspito para víctimas de enfermedades mortales y contagiosas se convirtió muy pronto en un lugar temido.
Ciudades como Filadelfia estudiaron esta solución de la ciudad de Nueva York como un ejemplo. Así, se pensaba que el exilio en la isla Hermano del Norte era necesario para proteger a los ciudadanos sanos, y que valía la pena el costo, tanto social como financiero. En el fondo era un lugar oscuro y de reclusión para muchos pacientes. Por si fuera poco, en 1904, el buque de pasajeros General Slocum se incendió junto a la isla, un naufragio en el que murieron 1.021 personas y que aumentó su terrible fama. Y eso a pesar de que el personal ayudó en rescatar a muchos.
Más tarde, el Riverside Hospital fue reconvertido en un centro de rehabilitación de menores. Por allí pasaron casos rebeldes, adictos a la heroína y convictos peligrosos. Fue en 1952. El pabellón de la tuberculosis y otros edificios fueron reutilizados como centros de tratamiento, con el aislamiento que ello suponía. Hay graffitis en las paredes que aún se pueden ver y que muestran la dureza de lo vivido por los pacientes en la isla durante ese tiempo. Una historia triste con muchas almas atrapadas para siempre.
Hoy el sitio sigue siendo fantasmagórico y oscuro, pero también un santuario de aves exuberante, cubierto de vegetación, y abandonado. El Departamento de Parques de la Ciudad de Nueva York no recomienda visitar la isla, ya que todo lo que queda allí es una auténtica ruina. No ha sido ocupada, ni utilizada por nadie excepto por las garzas que anidan allí desde principios de los años 70. Por lo tanto, es un lugar peligroso. Lo menos que te puede pasar es que te afecte la hiedra venenosa, y te aseguramos que no es plato de buen gusto, ya que la reacción que provoca en nuestro cuerpo es como el de una reacción alérgica roja y fea, y que se extiende sin pausa, muy incómoda. O en su defecto, podrías caer por algún hueco entre las ruinas del hospital en desuso en el que se aislaba a los pacientes en el pasado, y seguro que no deseas quedar aislado allí.
Además y por si estas advertencias fueran pocas, lo más probable es que alguna estructura pudiera desmoronarse y caer encima de ti, algo no muy recomendable ya que el edificio entero está contaminado de amianto. Lo mismo sucede con los otros antiguos edificios médicos de la isla.
Caminar por North Brother Island no es una tarea nada fácil, ya que la maleza lo cubre todo. Su imagen apocalíptica y terrorífica pone los pelos de punta, y más conociendo su historia. Parece una civilización abandonada. A pequeña escala, lo que podría suceder a nuestra civilización, si es que la humanidad desapareciera algún día.
El acceso a la Isla Hermano del Norte está restringido por razones de seguridad y su capacidad actual como hábitat de anidación de aves de agua. Si aun así deseas acercarte a verla, tienes que ponerte en contacto con el Departamento de Parques de la ciudad de Nueva York. Si te dan permiso, hay que alquilar un barco, algo bastante caro, y buscarte la vida para atracar allí y desembarcar. No es tarea fácil.
La ciudad está inmersa en un proyecto que busca abrir la isla a los visitantes, pero de momento, sigue siendo solo un proyecto.
Más información:
New York City Department of Parks & Recreation
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