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ISLAS SALOMÓN

Isla Tetepare, uno de los últimos paraísos vírgenes de la Tierra

Es una de las joyas protegidas del Pacífico Sur. Mitos y leyendas tratan de explicar los motivos por los que sus habitantes la abandonaron hace más de 100 años, circunstancia que ha contribuido a que sus bosques selváticos se mantengan intactos. Si te gusta la naturaleza y huyes del turismo masificado, este es un destino que no te puedes perder.

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Tetepare forma parte de las islas Salomón, situándose al oeste de la provincia homónima. Y es una de las joyas protegidas del Pacífico Sur, un auténtico paraíso terrenal. Tiene una extensión de 120 kilómetros cuadrados que aparecen envueltos por una tupida selva tropical y cuyas costas están bordeadas de arrecifes de coral. Por si esto fuera poco, sus habitantes abandonaron la isla en busca de un futuro mejor hace más de un siglo, lo que la convierte en la isla tropical deshabitada más grande del hemisferio sur.

Hay quien dice que Tetepare es un islote que ha sido olvidado por el tiempo y que se ha ido enredando en un halo de misterio. Existen muchas historias y leyendas que intentan explicar los motivos por los que este lugar terminó prácticamente desierto: algunas ficciones hablan del miedo a que unos y otros se cortaran las cabezas, otras fábulas lo atribuyen a una extraña enfermedad que se propagó entre la población producto de una maldición, incluso alguien extendió el rumor de que los hombres de la isla se enfrentaron unos a otros por culpa de maledicencias que circulaban entre las aldeas vecinas.

Todo lo anterior no son más que invenciones, cuentos, quimeras que han entrado a formar parte de la mitología de la isla; pero hay una certeza innegable: Tetepare forma parte de un país que ha perdido casi todos sus bosques por culpa de la tala comercial, pero en sus tierras la selva permanece intacta.

Ese proteccionismo ha hecho que este islote del Pacífico Sur haya recibido el reconocimiento internacional por su importancia arqueológica y sus esfuerzos en la conservación de la fauna y flora. A principios del presente siglo, en el año 2002, cuando la amenaza de la explotación forestal se cernía sobre sus tierras, los propietarios de los terrenos rechazaron todas y cada una de las ofertas de tala que recibieron y se unieron para preservar y mantener virgen esta reserva natural en beneficio propio y por las generaciones futuras. Así surgió la Asociación de Descendientes de Tetepare (TDA), formada por más de 3.000 miembros que se mantienen en lucha continua contra la presión de los intereses extranjeros.

Todo esto no viene sino a subrayar el incalculable valor de Tetepare, un rincón perdido de la Melanesia (una de las divisiones tradicionales de Oceanía que abarca las islas Salomón) al que cada año acuden unos pocos miles de turistas de todas partes del mundo.

Y decimos unos pocos miles porque sólo existe un pequeño establecimiento en el que alojarse en esta apartada isla: un eco-lodge de cinco habitaciones con capacidad máxima para 13 personas. No es apto para supersticiosos, por tanto. Trece cada vez. Ni uno más, ni uno menos. Al llegar allí, los visitantes se alojan en tradicionales 'casas de hoja' melanesias y tienen la opción de elegir entre aquellas que cuentan con dos camas individuales o las que tienen una cama de matrimonio.

Estas 'casas de hoja' están enclavadas en medio de la selva pero lo suficientemente cerca como para oír el ruido del mar. Así  que por las noches te quedarás dormido escuchando el romper de las olas y por las mañanas te despertarás escuchando el canto de los pájaros. Sentirás el placer de pernoctar en un paraje idílico, pero no te olvides de dormir con la malla anti-mosquitos porque si no la experiencia no será tan placentera.

Expertos naturalistas y científicos de todo el mundo, como el reputado ornitólogo Jarrod Diamond, se han hecho eco del trabajo realizado por los descendientes de este islote; que han conseguido que el territorio continúe siendo el hogar de un gran número de especies animales, incluyendo aves como el fuente-piedra de playa, la paloma rabuda crestada o el águila marina de Sanford. Además, las playas de la isla sirven de refugio para que aniden en ellas tres especies diferentes de tortugas: la tortuga verde, la tortuga carey y la más grande del mundo: la laúd. Todas ellas están altamente amenazadas, como ocurre también con el dugongo o dugón, un mamífero marino que nada alrededor de sus costas.

Tetepare es un auténtico paraíso natural donde el turismo no está masificado. Si te gusta la naturaleza es el lugar perfecto: podrás pasear por la selva, observar sus especies animales, nadar en sus aguas, practicar piragüismo, hacer recorridos en barco y paseos a la luz de la luna para ver los cangrejos más grandes del mundo. Un canto a la naturaleza, un lugar donde perderse y descansar.

Más información:
Tetepare
Turismo de Islas Salomón

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