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América Sur

Hotel del Salto, el destino más fantasmal de Colombia

Abandonado hace más de dos décadas, este hotel junto a las cataratas de Tequendama vive en una eterna leyenda de fantasmas y suicidios.

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El salto del Tequendama era una de las bellezas naturales que rodean a Bogotá. Situado a apenas 30 kilómetros de la capital colombiana, en el municipio de Soacha, se trataba de una cascada que cae 157 metros de altura, desde un frondoso precipicio lleno de vegetación y bosque a un abismo rocoso. Hablamos en pasado porque, desgraciadamente, la contaminación de la que es objeto el río Bogotá ha sido la causante de que ya no haya flora ni fauna endémica en su base, así como que el agua que cae por el salto no sea limpia. Pero la contaminación no solo trajo el final del turismo de naturaleza que la cascada promovió y que vio cómo cada semana muchos locales y turistas extranjeros se acercaban hasta aquí. Esto también motivó el cierre de los hoteles y otros locales de la zona dedicados a este sector. Entre ellos, uno que, además, se vio envuelto en una particular leyenda. Se llama el Hotel del Salto y, debido a los muchos suicidios que se registraron en sus alrededores, junto al barranco, al cerrar y abandonarse a su suerte, se convirtió en el lugar más fantasmagórico de Colombia. Si hay fantasmas en algún lado, ese sitio es este hotel. El edificio, levantado en piedra en un estilo francés colonial, es hermoso y, al mismo tiempo, tenebroso, pues la naturaleza ha crecido a su antojo y es imposible no recordar todas las historias de terror que uno lleva a sus espaldas cuando se acerca al mismo. Resulta impensable que hace apenas tres décadas la élite colombiana estuviera aquí pasando sus fines de semana. Levantado en 1927 como estación de ferrocarril, la casona, construida junto al precipicio y protegida del mismo gracias a una baranda de piedra que aún se mantiene en pie, fue rápidamente reconvertida en hotel. Y así fue hasta los años 50, cuando pasó a ser propiedad particular. En los 80, se reconvierte de nuevo en restaurante-hotel de lujo, pero su cierre y el abandono del país del dueño no hizo sino aumentar la fama de lugar fantasmagórico. Hoy es uno de los reclamos más interesantes para los amantes de lo sobrenatural, de ahí que sean muchos los que siguen acudiendo al hotel incluso cuando lleva décadas cerrado. El último proyecto es crear allí un museo, aprovechando el tirón. Mientras, las luces seguirán apagadas, la cascada cayendo y, quién sabe, los fantasmas levitando por sus salones...

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