Así es cómo un tampón puede abaratar un 17% los ebooks

Nadie del sector editorial español, cuya batalla con Bruselas lleva años, hubiera pensado que un movimiento social –y ahora político-, a favor de que los productos de higiene femeninos tuvieran un IVA reducido, pudiera desembocar en una bajada impositiva en los libros electrónicos.

El denominado ‘tampon tax’, promovido también desde el Ejecutivo de David Cameron en el Reino Unido, para que los tampones, por ejemplo, no se graven al máximo de impuesto indirecto, podría abaratar el libro electrónico en toda la Unión Europea, según las últimas declaraciones de los responsables de la Comisión Europea.

Ahora, los ebooks –considerados un servicio, como el software- se gravan en España al 21% (tipo máximo) frente al 4% del libro impreso (tipo reducido). Estos porcentajes podrían igualarse en los próximos ocho meses (también para la prensa), si se cumplen las expectativas lanzadas por el comisario de Asuntos Económicos y Financieros Pierre Moscovici.

"Como ha dicho (el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude) Juncker, un libro electrónico es un libro y un periódico electrónico es un periódico. Es tan simple como eso. Así que, en cuestión de IVA, se aplicarán las mismas normas", afirmó recientemente Moscovici.

La idea de Bruselas es promover un cambio en la directiva comunitaria para introducir rebajas en aquellos productos y servicios que tributan al IVA de tramo superior: entre ellos el libro electrónico.

Así, de aprobarse por la Unión Europea, habría que preguntarse si esa bajada de impuestos redundaría en precios más baratos para los ebooks. La patronal de editores afirma que sí.

“Reducir del 21% al 4% el IVA, haría más baratos los libros electrónicos en ese 17%. Ya sucedió en Suecia cuando se produjo una bajada de impuestos y así sucedería en España”, recalca Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores (FGEE).

Pese a ello, Ávila recuerda que esta puerta abierta a ebooks más baratos a través de una rebaja del IVA solo es eso, una expectativa. La Comisión Europea no puede modificar una directiva, sino el Parlamento, con lo que el proceso de negociación puede durar ocho meses o estancarse definitivamente.

No en vano, desde la Comisión se establecen dos posibles vías. La primera es generar en una reforma legislativa un nuevo listado de productos sujetos a los tipos reducidos; es decir, ceder al movimiento ‘tampon tax’, algo a lo que muchos estados miembros se oponen al tener un tipo único de IVA.

Y la segunda, más complicada aún, sería dejar libertad a cada país para que baje o no los tramos de los impuestos indirectos en determinados productos. Un hecho que iría radicalmente en contra de las políticas que abogan por una armonización fiscal y que podría desembocar en precios diferentes para los libros digitales según el país en que se compren.

Aún así, la posibilidad de una bajada del IVA en los ebooks ya no es una utopía, sino algo que se negocia en Bruselas. Los editores españoles ahora se reparten el gesto entre la sonrisa de alegría y el labio torcido de incertidumbre.

Sin embargo, cuando se le pregunta a alguno de ellos a solas, al margen del gremio, la frase de respuesta delata más esperanza que pesimismo.

“Qué cosas. ¿Después de tanto pelear con Bruselas, no sería maravilloso que por que se bajara el IVA de los tampones tuviéramos ebooks más baratos?”.