PEQUEÑA DESCARGA ELÉCTRICA

¿Por qué a veces notamos un calambre al tocar un objeto o rozar a alguien?

Te contamos qué produce que a veces tengamos un calambrazo cuando tocamos un objeto o tocamos a alguien.

Es probable que hayas experimentado, incluso en más de una ocasión, la sensación de sentir un calambre cuando has rozado la mano de alguien o cuando has ido a coger o tocar algún objeto. Este calambre es como una pequeña sensación de descarga eléctrica. Pero ¿por qué ocurren estos calambres? ¿qué los causa? En el siguiente vídeo te explicamos la razón de forma muy visual.

Para tratar de explicar cómo se producen estos calambres, hay que hablar de física. Todo lo que nos rodea está formado por átomos y estos están compuestos por protones, electrones y neutrones. Tanto los protones como los electrones tienen cargas positivas y negativas. Si las cargas son iguales se repelen, por ejemplo, cuando ambas cargas son positivas. Por el contrario, se atraen cuando las cargas son opuestas, es decir, negativa y positiva.

La fricción de dos átomos puede provocar que ganen o pierdan carga provocando lo que se conoce como electricidad estática. Cuando un objeto, acumula mucha carga eléctrica tanto positiva como negativa y se pone en contacto con otro elemento con una carga eléctrica diferente es cuando se produce esa pequeña descarga eléctrica o calambre.

En realidad, es el efecto de los átomos intentando estabilizarse nuevamente para equilibrar sus cargas. O más concretamente una corriente de electrones intentando volver a su estado natural.

¿Puede ser peligroso?

Aunque a priori, este calambre no debería ser peligroso, la electricidad estática si puede desencadenar algunos efectos adversos en determinadas situaciones. Hay que tener especial cuidado sobre todo cuando tratamos con componentes electrónicos, con productos químicos en especial si las sustancias son flamables o con el hecho tan cotidiano de ir a una gasolinera. Si se produjera una pequeña descarga de electricidad estática mientras estamos repostando podría ser lo suficientemente potente como para causar fuego.

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