¿BENEFICIOSO O PERJUDICIAL?
Mascarillas faciales con tu propia menstruación: esto es lo que dice la ciencia sobre esta práctica
Quienes defienden el uso de la sangre menstrual como mascarilla suelen argumentar que contiene células madre, citoquinas y proteínas que podrían rejuvenecer la piel.

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Dentro del gran mundo de las tendencias de belleza, hay una que ha generado un poco de controversia: la mascarilla menstrual. Esta práctica consiste en aplicar sangre menstrual sobre la piel, generalmente el rostro, como método casero de cuidado facial. Hay quienes la consideran sanadora o empoderadora. Sin embargo, la ciencia tiene otra opinión al respecto. Te contamos los detalles.
Tal y como revela el medio The Conversation, quienes defienden el uso de la sangre menstrual como mascarilla suelen argumentar que contiene células madre, citoquinas y proteínas que podrían rejuvenecer la piel. Pero actualmente no existe evidencia clínica que respalde su uso como tratamiento tópico para la piel.
Si que es cierto que un estudio reveló que el plasma derivado del flujo menstrual puede mejorar significativamente la cicatrización de heridas. En pruebas de laboratorio, las heridas tratadas con plasma menstrual mostraron una cicatrización del 100% en 24 horas, en comparación con el 40% obtenido con plasma sanguíneo convencional.
Otros estudios realizados con células madre presentes en la sangre menstrual pueden ayudar a curar la piel estimulando el colágeno, reduciendo las arrugas y liberando factores de crecimiento que reparan los daños causados por quemaduras, exposición a los rayos UV o heridas.
En definitiva, numerosas investigaciones revelan que la sangre menstrual no es mala. Sin embargo, aplicársela directamente en la cara sí podría llegar a ser perjudicial. Según los expertos, el fluido menstrual es una mezcla compleja de sangre, tejido endometrial desprendido (el revestimiento uterino), secreciones vaginales, hormonas y proteínas.
Al pasar por el canal vaginal, puede recoger bacterias y hongos, incluido el Staphylococcus aureus, un microorganismo común que normalmente vive en la piel, pero que puede causar infecciones si entra en cortes o poros. También existe el riesgo de que se transmitan infecciones de transmisión sexual (ITS) a la piel.
Por ello, la idea de que la sangre menstrual pueda reemplazar de forma segura los ingredientes cosméticos de grado clínico no está respaldada por la evidencia dermatológica.
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