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COMPLEJIDAD DEL CEREBRO

Un estudio descubre que el cerebro no procesa las imágenes en tiempo real

Nuestro cerebro necesita 15 segundos para procesar la información visual. Te contamos los resultados de esta investigación.

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Percibir el mundo que nos rodea cuando se encuentra en constante movimiento y cambio, no es una tarea fácil para nuestro cerebro. Nos encontramos expuestos a recibir continuos estímulos desencadenantes de sensaciones cuyo análisis e interpretación no depende únicamente de los sentidos, sino también del cerebro.

Para ello, este órgano hace uso de algunos trucos que le facilitan el proceso de toda la información que recibe. Segúnuna investigación llevada a cabo por psicólogosde la Universidad de California-Berkeley, David Whitney y Mauro Manassi, nuestro cerebro tarda unos 15 segundos en actualizar la información de nuestras experiencias visuales.

El estudio se publicó el pasado 12 de enero en la revista Science Advances, y ha entrado a formar parte de una colosal investigación sobre los mecanismos que hay detrás del llamado "campo de continuidad", que se traduce como una especie de truco que tiene nuestro cerebro para dar sensación de estabilidad a todo lo que vemos.

Nuestro cerebro funciona como una máquina del tiempo

El cerebro no procesa las imágenes desde cero, sino que en realidad las va construyendo a partir de versiones anteriores. Se podría decir que funciona como una máquina del tiempo, ya que no deja de enviarnos al pasado. Sin estos 15 segundos de demora, la percepción que tendríamos del mundo sería tan caótica que nos parecería estar alucinando. De esta forma, lo que vemos en el presente está influenciado por los objetos presentados hace 15 segundos.

Por explicarlo de otra forma, igual que actualizamos el feed de nuestras redes sociales y tarda unos segundos en cargar todas las nuevas imágenes y vídeos, nuestro cerebro también necesita su intervalo de tiempo para hacerlo. Sin embargo, debido a estos segundos necesarios para su actualización, es posible que perdamos detalles importantes surgidos en cambios inmediatos, ya que nuestro sistema visual se aferra a la primera impresión.

Conclusiones del estudio

Para llevar a cabo la investigación, Whitney y Manassi, reclutaron a un total de 100 participantes y les pidieron que observaran primeros planos de rostros que se iban transformando en vídeos con un lapso de 30 segundos según la edad o el género.

 

En estos vídeos solo se incluían los ojos, las cejas, la nariz, la boca, el mentón y las mejillas, excluyendo la cabeza y el vello facial, por lo que las pistas eran escasas para su identificación.

Tras ver el vídeo, se les pidió que identificaran las caras que habían visto. Los participantes en su mayoría eligieron un cuadro que vieron a mitad del vídeo y no el último, que era la representación de la imagen más actualizada.

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