Antonio Anglés pasó seis días escondido en la sala de máquinas de un barco en el que huyó tras el crimen de Alcàsser. En 'Anglés: historia de una fuga', localizamos al maquinista de aquel barco: Ian Robert Kirkland. 30 años después, el protagonista recordaba el nombre de Anglés.

"La única vez que le vi fue poco antes de llegar a Dublín", defiende. Kirkland asegura no recordar "mucho" de aquel encuentro y que no conversó con él. "Solo cinco minutos", agrega, insistiendo en que no habló con él.

Lo cierto es que, en 1993, Kirkland dijo que habló con el "polizón", el cual le afirmó que era portugués, de cerca de Lisboa. "Dijo que él era mecánico y que había navegado en barcos desde Las Palmas a Lisboa, pero que estaba mal pagado", recoge el informe. La noche anterior, le contó que preferiría bajarse en Irlanda antes que en Inglaterra.

Los interrogatorios fueron "fuertes", recuerda Kirkland, pero asegura que "no tenía nada que ver" con Anglés: "Yo tenía la puerta de mi camarote cerrada".