Pablo comanda un equipo de más de 30 personas en una espaciosa oficina muy diferente al garaje en el que empezó en 2009. Cumple con el ideal de empresario hecho a sí mismo, y su discurso parece cuadrar con el perfil de un loco de su trabajo.

Pero no, Pablo ahora echa menos horas que antes y no cree en la dictadura del reloj ni para él ni para los trabajadores. "Medir la productividad de un trabajador en función de si está x horas en un trabajo no tiene sentido... si al final hay un trabajador que en cinco horas es capaz de sacar el resultado que otro en seis, mejor por él. Sería un error decirle que se quedara más tiempo simplemente por calentar una silla", ha explicado en laSexta Columna.

Su modelo es la flexibilidad a cambio de resultados, aunque no aboga por reducir la semana laboral: "Habrá gente que preferirá trabajar cinco días, y venir más pronto a trabajar, y habrá gente que prefiera trabajar cuatro días y el viernes librar". Por eso, les da manga ancha a sus empleados, aunque su empresa se basa en un software que permite a las empresas con vehículos tener el control de la flota. Puedes escuchar su planteamiento en el vídeo principal de esta noticia.