LASEXTA COLUMNA | 20 AÑOS DE ROLDÁN
Roldán, el amante de los fondos reservados
Luis Roldán escondió en paraísos fiscales todo lo que había robado a la hacienda pública. Su otra gran pasión fue meter la mano en los fondos reservados. Su carrera parecía imparable. Nadie hablaba mal de él, incluso llegó a ser el gran favorito para ser ministro del Interior, hasta que ‘Diario 16’ publicó que su patrimonio se había incrementado en 400 millones desde que estaba al frente de la Guardia Civil.

Año 1993, cursos de verano de la Universidad Complutense. Sólo las personalidades más prestigiosas son invitadas. Y entre ellas, está Roldán. Viene a dar lecciones sobre blanqueo de dinero, pero en realidad estaba hablando por experiencia propia.
Porque ese es su segunda gran disfraz de delincuente: el del Roldán suizo. Porque se encargó de esconder todo lo que había robado a la hacienda pública. Según varios medios, llegó a mover en paraísos fiscales como Suiza o Singapur unos 10 millones de euros. A Roldán, España también le debe una efímera moda, la del abrigo albornoz. Pero, ¿qué escondía debajo de esa amplísima prenda? Nada bueno, como mostró la revista Interviú.
Y llegamos a la tercera gran pasión del Roldán delincuente: meter la mano en los fondos reservados. Pero sus ganas de exhibir sus bienes fueron su perdición, porque su carrera parecía imparable. Nadie hablaba mal de él. Incluso llegó a ser el gran favorito para ser ministro del Interior.
Pero la portada que llegó a los quioscos fue diferente. ‘Diario 16’ publica que “el patrimonio de Roldán se incrementó en 400 millones desde que era jefe de la Guardia Civil”.
El día que salta el escándalo, el periodista José María Irujo persigue al ministro del Interior para preguntarle por Roldán, pero Corcuera no le contestó. Él y José Macca acabarían con las aspiraciones políticas de Luis Roldán.
Según ‘El País’, en 1993 Luis Roldán había acumulado 14 millones de euros en paraísos fiscales y en propiedades. Entre lo más llamativo, un piso de 255 metros cuadrados en París al lado de la torre Eiffel y otro chalet en la isla caribeña de San Bartolomé.