LaSexta Columna entrevista a Matilde Matanzo, una superviviente del bombardeo que efectuó la Legión Cóndor de la Alemania Nazi en Albacete. Sucedió el 19 de febrero de 1937: "Decidimos irnos de Madrid porque faltaba alimento, medicación… Mis abuelos eran mayores y fuimos a Albacete porque es una ciudad más tranquila".

Aunque Matilde y su familia buscaban la paz, las bombas nazis les persiguieron: "No había nada más que un resplandor verde muy grande. Cuando se acabó el resplandor, empezaron los chillidos". El caos era total en la ciudad: "Vinieron a sacarnos de entre los escombros y a mí me dieron por muerta. Pero reaccioné algo y me llevaron donde los heridos".

"Los médicos no me quisieron amputar la pierna porque me moría", prosigue Matilde en su relato de un acto criminal en el que pereció parte de su familia: "Yo sé que mi abuelo se abrazó a mi abuela, sé que murieron en el bombardeo y fue a la una menos cinco de la mañana porque se pararon todos los relojes".

No fueron los únicos. "Mi madre perdió la visión de un ojo, y mi hermana conserva una cicatriz desde la frente hasta la nariz. No ha querido operarse. Mi hermano tuvo heridas en la cabeza", recuerda Matilde, que tampoco olvida a las otras víctimas: "En el bombardeo nuestro en casa, en la finca, hubo 33 muertos".

La aviación nazi asesinó desde el cielo a más de 130 personas. La excusa fue que hasta esa ciudad habían llegado en tren las brigadas internacionales. Pero los soldados no eran el verdadero objetivo de las bombas. Los nazis primero lanzaban bombas de 250 kilos sobre los tejados de las casas. Una vez destruida la armadura del edificio, lo incendiaban.