Hace nueve décadas, con la derecha llamando a la puerta del Parlamento, el movimiento obrero se radicalizó, sobre todo los socialistas. El ejemplo más evidente fue el de Largo Caballero. "Siempre había sido un burócrata, más bien moderado. Cuando teme verse desplazado del poder empieza a generar ese discurso proclive al insurrecionalismo, rompiendo con los moderados del PSOE y la UGT", ha explicado el catedrático Fernando del Rey.

En una línea similar se ha expresado Rubén Vega, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Oviedo: "Hay desde hace tiempo una advertencia o amenaza, especialmente por parte de Largo Caballero, sobre la entrada del CEDA al poder, de que este hecho será considerado una provocación y dará lugar a un acto de resistencia". Así, tres ministros de la CEDA entran en el gobierno, y la amenaza se cumple en octubre de 1934. La revolución explota.

Será muy sangrienta en Asturias. "Cuando se llama a la insurreción, en la mayoría del país se entiende que es un llamamiento a la huelga general sin más. En Asturias es interpretado como un llamamiento al levantamiento armado", ha proseguido explicando Vega. Maricuela (102 años), cuyo hermano fue asesinado en esa época, ha explicado que "los mineros eran los revolucionarios", detallando que, como tenían "un trabajo duro, decidieron revolucionarse".

Para un levantamiento armado hacen falta armas, como las que llevaba el barco 'Turquesa', llevado a Asturias presuntamente por otro 'moderado' socialista. Indalecio Prieto. "Prieto participa claramente en el levantamiento revolucionario porque es pieza clave en aprovisionamiento de armas en Asturias", ha apuntado Rubén Vega, que ha precisado que "no sólo conoce la existencia del barco, sino que hace las gestiones para que llegue, y está coordinando la operación. Tiene que huir cuando la operación es descubierta".

La revolución empieza con ambiciones nacionales. "La insurrección se plantea a escala nacional, no solo en Asturias", ha incidido Fernando del Rey. No obstante, solo triunfa en Asturias porque allí hay algo que no tienen los obreros del resto de España. "Acceso y saber manejar la dinamita. Esto no lo tienen los jornaleros andaluces; como mucho, una escopeta", ha indicado Vega, subrayando que "en Asturias todos los mineros saben dónde hay un polvorín y saben manejar los cartuchos de dinamita".

La terrible Matanza de Turón

En pocas horas, el 4 de octubre, los mineros toman casi 30 cuarteles de la Guardia Civil, dejando decenas de cadáveres a su paso. Entre esas milicias, habrá una que protagonizará uno de los episodios más negros de la lucha obrera: la matanza de varios altos cargos de las minas y de nueve religiosos en Turón, Mieres (Asturias).

"El 4 de octubre, a media noche, un comité revolucionario entra en Turón. A las 7 de la mañana, durante la misa, tocan a la puerta. Los apresaron y los llevaron a la casa del pueblo. Allí estuvieron entre interrogatorios y torturas hasta el 9 de octubre, que los llevaron al cementerio. Allí estaba preparada la fosa y los fueron fusilando", ha relatado a laSexta Columna Enrique Álvarez, párroco de Turón: "Estaba la fosa preparada para los nueve. Los pusieron en fila, un tiro a cada uno, y para los que el tiro no bastaba, remataban con una maza en la cabeza".