Kabir Shah, refugiado que huyó de Afganistán en 2016, cuenta a laSexta Columna cómo intentaron secuestrarle cuando se negó a ser reclutado por los talibanes.
"Cuando tenía 18 años los talibanes me mandaron cartas diciendo que tenía que colaborar con el gobierno islámico, con ellos". Él se opuso y sufrió varios intentos de secuestro. "Estaba en una motocicleta y un coche se acercó, salieron dos personas con turbantes y la cara tapada para hacerme dormir poniendo un pañuelo blanco en mi boca. Lo consiguieron y me caí", relata.
La Policía fue la que consiguió salvarlo cuando estuvo inconsciente y en el hospital al que le llevaron Kabir decidió escapar del horror. "Me agobié mucho decidí irme de forma ilegal, porque legal no se puede".
Huir tenía un precio: 6.000 euros que su familia consiguió vendiendo un taxi a un traficante. Kabir empezó entonces una aterradora odisea de 3.600 kilómetros. "Salí de Afganistán, pasé por Irán y llegamos a Turquía donde la guardia fronteriza turca e iraní nos disparaba y mataba a mucha gente. Pasamos un camino muy peligroso y llegamos a Estambul, allí estuvimos un mes para que el traficante nos trasladara cerca de la frontera con Grecia. De madrugada nos hicieron hinchar una lancha para 35 en la que íbamos 85. No me olvido de los gritos de las mujeres en medio del mar, de los niños. Fue un momento caótico, pensé que me agoba y que prefería morir", relata.
Kabir logró llegar a Europa, pero Europa a él, que se había negado a matar en nombre de los talibanes, no le consideró apto para obtener el derecho de asilo. "Me denegaron el asilo en 2017 por primera vez y durante este procesó conocí a mi mujer, Gloria", añade. Su matrimonio con Gloria llevó a Kabir hasta Irún, en Euskadi. Se ha integrado plenamente y ha vivido como siempre quiso, pero su familia seguía en Afganistán.