Al juez Gómez Bermúdez  lo único que le duele del 11-M es “el daño que se les sigue haciendo a las familias de las víctimas”. “Nueve años después no las dejamos en paz”. El juicio tenía muchas características. Él no se reconoce en el vídeo que Jordi le enseña, porque suele ser “muy delicado, correcto con los acusados. Al acusado no hay que castigarle con palabras, la justicia ya le castiga con hechos”.

No volvería a dictar la misma sentencia, “porque con el tiempo se mejoran las cosas. Redactaría alguna cosa mejor, en el fondo no”. Está convencido de que ETA no tuvo nada que ver, él y “16 jueces más”. “El Tribunal llegó a la convicción absoluta de que ETA no tenía nada que ver en este atentado”.

Sin embrago, sigue habiendo una parte de la sociedad que piensa que sí. “Las teorías de la conspiración son teorías sociológicas”. Hay quien reclama que el juicio se tiene que volver a celebrar. Bermúdez cree que no es necesario, porque “no hay ninguna base objetiva que apoye ese tipo de teorías”.

Aznar sostuvo que el atentado tenía un objetivo político que era cargarse el Gobierno. Bermúdez asegura que “el terrorismo siempre tiene un objetivo político”.

Pedro J. Ramírez acusa a Bermúdez de negligencia profesional, de inconsistencia intelectual, de incoherencia personal, de revelación de secretos y de manipulación política. Bermúdez comenta que no va a discutir porque no está Ramírez a su altura, porque jurídicamente es irrelevante.

El magistrado fue condecorado tres veces por parte del Ministerio del Interior pero no por cómo había instruido el caso del 11-M. “La condecoración se da por una trayectoria, no por un hecho concreto”, aclara.