En la nueva temporada de Salvados, Gonzo investiga el acoso sexual en el trabajo y cuenta con varios testimonios de víctimas que han sufrido esta lamentable realidad.

Ana es una de las víctimas que ha dado a conocer su caso. Todo comenzó cuando comenzó a trabajar. "En el pueblo se hablaba mal de mi jefe como persona. Incluso mi hermana me llegó a decir que no aceptara el trabajo, que le daba miedo, pero me hacía falta", cuenta.

En ese momento, la familia de Ana necesitaba el dinero y el empleo fue "ver el cielo abierto": "Para mí fue muy importante porque justo ese año mi hija empezaba a estudiar y económicamente estábamos mal".

"Tenía que hacer lo que quisiera mi jefe sí o sí"

El ambiente con sus compañeras era bueno, sin embargo el jefe le dejó muy claro desde el principio cuál era su forma de hacer las cosas: "Lo primero que dijo fue que de la puerta para adentro eran sus normas, sus leyes. Tenía que hacer lo que quisiera sí o sí. Por mí misma no podía hacer ni decir nada, ni siquiera cuando quería ir al baño, él tenía todo bajo control".

El acoso fue en aumento mientras Ana lo ocultaba a su familia. "Se daban cuenta de que algo me pasaba, yo era incapaz de que mi marido me tocase, no podía acercarse a mí y eso fue creando problemas y distancias", recuerda.

Su marido la culpó cuando conoció el acoso que sufría

Cuando el marido de Ana supo lo que ocurría, se lo tomó muy mal. "Él al principio me culpó, dijo que lo que había hecho no era trabajar, era otra cosa", relata. Sus hermanas y su madre, desde el principio, le mostraron su respaldo.

Durante nueve meses Ana soportó el acoso sufriendo a nivel físico y también mental: "Me afectó mucho, hubo médicos, ingresos, tratamientos... Intenté quitarme la vida, me hizo polvo".

"Me superó el miedo y por eso reaccioné"

El punto y final de esta víctima llegó cuando su jefe le pidió que limpiara su casa. "Le dije que no, no podía porque ahí no tenía ninguna salida, me superó el miedo y por eso reaccioné. Al negarme, él empezó a dar voces a su secretaria para que me preparara un despedido improcedente. Tenía que hacer lo que él decía siempre y daba igual lo que fuera", relata.

El jefe de Ana, condenado a siete años de prisión

El jefe de Ana fue condenado a siete años de cárcel por abusos sexuales. Él sigue viviendo en el pueblo, sin embargo, ella se tuvo que ir.

"Él tiene que pagar lo que ha hecho, lo que me ha hecho a mí ya no tiene remedio. No puedo trabajar, que es lo peor. En cuanto se me quiere acerca el jefe, o el encargado, o me hacen alguna broma, lo primero, me bloqueo y después salgo corriendo", lamenta Ana.

El acoso siempre comienza de forma progresiva

Lourdes Diez de las Cuevas, psicóloga Famuvi, explica que "normalmente un acosador empieza por algo pequeñito y sutil que después va cogiendo contenido poco a poco". En este sentido, apunta que "normalmente son personas que necesitan ejercer un poder para sentirse mejor y aprenden a manipular muy bien. Son un poco devoradores, son voraces porque siempre necesitan tener una víctima en danza para sentirse poderosos".

"No hay nada tan poderoso como el sentir que dominas a otro ser humano", concluye.