El papa concede esta entrevista en Salvados para hablar del tema de los refugiados. Él es hijo de emigrante, por esto Jordi Évole le hace una pregunta muy clara: ¿Qué se le pasa por la cabeza cuando ve que 35.000 personas han perdido la vida en el Mediterráneo?".
El papa Francisco dice no entenderlo y que siente "mucho dolor". "No entiendo la insensibilidad, la injusticia de guerra, de hambre, de explotación, que hace que una persona migre buscando cosas mejores y la injusticia de quien le cierra la puerta", destaca.
El pontífice recuerda cómo la Biblia recoge la necesidad de acoger a los migrantes: "En el Antiguo Testamento, en el Deuteronomio, dice 'Recibirás y tratarás bien al migrante porque no olvides que fuiste migrante en Egipto'. Es el corazón abierto para recibir al que está necesitado".
Además, explica cómo se debe de acoger a los refugiados: "El primer paso es recibir. El segundo es acompañar. El tercero es promover al migrante para integrarlo, que es el cuarto paso. Si no se dan estos cuatro pasos, el recibir es incompleto porque lo recibís y lo dejas en la calle".
Por eso, el papa pide compromiso con los refugiados y medidas urgentes: "Un país tiene que preguntarse sobre la capacidad de estos cuatro pasos. Solo recibir y dejarlos en la calle es horrible, es una falta de respeto a la persona. Y ahí, está la unión de los países, que va más allá de la Unión Europea".
Jordi Évole pregunta al papa sobre la actuación de Europa en la crisis migratoria. "El problema de la madre Europa es que se volvió demasiado abuela, se envejeció de golpe". "El problema de Europa, para mí el más grande, es que se olvidó. Se olvidó de cuando después de las guerras sus hijos iban a golpear las puertas de América", ha dicho.
Es el conflicto de Europa, que no crece", explica el pontífice, quien señala que, aunque está "simplificando", el "gran problema de Europa es que no tiene hijos", pero tampoco "recibe migrantes".
"Es muy grave, y ahí ya no hay futuro. Incluso nos olvidamos de que Europa está hecha de migrantes que vinieron con corrientes migratorias", indica el papa. "Los vikingos fue hace tiempo, pero también ocurre ahora. Venían de otro lado, aquellos eran de primera categoría, y ¿los negros de África son de segunda?, no hay derecho", concluye.
Durante la entrevista, el papa también ha reconocido que no tiene teléfono móvil ni sigue las redes sociales. Entiende que son una herramienta que "ayuda mucho", pero advierte que también pueden ser "una fuente de alienación". "El gran peligro está en que uno, si las usa, corre el riesgo de creerse que ya está en comunicación, pero una cosa es esta conectado y otra cosa es estar comunicado".
"¿Qué le dice a los católicos españoles que rechazan la migración?", ha sido otra de las preguntas que ha hecho Évole al pontífice durante el transcurso de la entrevista. La respuesta del papa fue clara: "Que lean el Evangelio, si son católicos, que sean coherentes".
Francisco, sosteniendo una de las cuchillas que coronan la valla metálica que separa Melilla de Marruecos, ha hecho una reflexión sobre la falta de empatía hacia los migrantes. "Tal es la inconsciencia que parece lo más natural, nos hemos acostumbrado a esto. El mundo se olvidó de llorar, esto es lo más inhumano que hay", ha lamentado.
El papa Francisco alerta de la posible vuelta de regímenes genocidas ante tanta campaña del miedo
"El miedo es el material sobre el cual se edifican las dictaduras". Es otra de las frases que ha dejado la entrevista al papa en Salvados, en la que el pontífice ha advertido cómo la del miedo hacia el inmigrante "es una historia que se repite": "Las grandes dictaduras del siglo pasado empezaron por el miedo", ha recordado.
Además, ante la pregunta de si se considera anticapitalista, el papa ha asegurado que no, aunque ha criticado "el capitalismo salvaje". "La economía de mercado, si es social, puede andar, pero lo que no anda es el mundo de las finanzas", ha detallado.
Valencia, día uno
La conversación entre el delegado de Bomberos y la alcaldesa de Chiva durante la DANA: "Le llamó llorando; era una debacle"
El presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, recuerda en Salvados la llamada que mantuvo uno de sus compañeros con la regidora, la cual le aseguró que "parecía que se iba a acabar el mundo".