Didí, exprofesora de Gonzo, accede a hablar con él en Salvados y cuenta cómo se enteró de que el periodista fue víctima de abusos en el colegio de los Jesuitas en el que ella era profesora y él alumno: "La primera noticia que tuve de que te pegaran en otro curso la tuve por tu madre. Nos encontramos y tu madre me lo contó, ya pasados muchos años. Yo no me imaginaba que sucediera eso. Ahora no puedo ver la televisión cuando escucho los castigos, el bullying y todas esas cosas que hay, y me pregunto: ¿Yo dónde estaba que no me enteraba?", expresa, a lo que añade que, "más que sentimiento de culpa", lo que le duele es "no haber sido capaz de ver".

Así, Gonzo destaca los abusos sexuales que sufrió un compañero de clase por parte de un enfermero del centro, y reconoce que siempre se ha preguntado cómo vivió su profesora aquello. "Lloré tanto... ", manifiesta la mujer, tras lo que Gonzo cuenta lo que ocurrió aquel día: "Estábamos contigo; era la primera hora después del recreo y preguntaste por el niño que faltaba, y dijeron que se había caído y había ido a enfermería. Recuerdo tu cara cuando lo viste entrar y le pediste que se acercara, y como que lo oliste".

"Lo llevé al cuarto de baño y lo lavé, y lo metí en la sala de profesores. Fui al despacho de Aguado llorando y le dije: 'Hermano, nos pasó lo peor que nos puede pasar en la vida', y él me dijo: '¿Murió algún niño?' y yo le dije que peor que eso, y se lo conté. Se puso de pie, se agarró la cabeza y se volvió loco. Por eso te digo que no se sabían las cosas. Era un jesuita, un enfermero, un hermano, pero Aguado no sabía lo que estaba pasando", recuerda la exprofesora de Gonzo, tras lo que este señala que, en ese momento, "el hermano Aguado entró en clase" y les dijo: "Esto no puede salir de aquí".

En ese momento, la maestra, según cuenta a Gonzo, dijo que no volvía al colegio "si esta persona seguía allí", y cuando llegó el lunes, ya no estaba. "Lo movieron a otro colegio", destaca entonces Gonzo, a lo que Didí responde que "eso es una cosa que la iglesia hizo siempre y que lo sigue haciendo". "El problema es que nuestro compañero de inmediato víctima ante 42 compañeros de clase. Todos supimos lo que había pasado y no se pudo sacar esa etiqueta nunca más en el colegio. Siempre fue el chaval de la paja del enfermero. No creo que pueda uno olvidarse de eso a lo largo de su vida", expresa el periodista.

Por su parte, su exprofesora reconoce que lo que ella vivió, "la amargura" que tuvo y "el daño" que esto le hizo, se lo sigue haciendo hoy en día. "Porque, además, la ignorancia mía de que vino su madre a hablar conmigo y me preguntó que si le podría influir y yo le dije que no creía porque es algo que le había pasado muy pequeño. De eso que le dije siempre quedé con remordimientos. ¿Cómo yo juzgué lo que puede sentir ese niño? No se habló más de eso, ni con él ni con nadie, era como una losa encima. Lloré mucho. Era una agresión. A aquel niño llorando todavía lo veo muchas veces", manifiesta la mujer, quien dice que no vivió "más casos" como ese, "aunque igual hubo más".