La cocina más repugnante, grasienta y sucia de la historia del programa. Un bicho en la comida. Género en mal estado. Camareras que se gritan, insultan y amenazan diariamente delante de los clientes. Esta es sólo una parte del espectáculo del que será testigo Alberto Chicote en 'La parrilla de Poli', el restaurante protagonista del próximo lunes en Pesadilla en la cocina, a partir de las 22.30 horas en laSexta. Un restaurante en el que por primera vez el chef decide no comer en su primera visita, después de inspeccionar la cocina y descubrir las sorpresas más desagradables en su freidora, sus fogones, su extractor de humo y sus cámaras frigoríficas. Pero su cautela no le servirá de mucho. 

En la prueba de menú, una pieza de carne en mal estado le provoca un desagradable vómito que le confirma la terrible situación alimentaria e higiénica en el que se encuentra el restaurante.

Con una peculiar carta que mezcla la comida búlgara y la española, un cocinero que no acepta las órdenes ni las críticas y varias camareras que protagonizan salvajes peleas de forma diaria, La Parrilla de Poli se ha convertido en uno de los restaurantes menos populares de su barrio, Aluche (Madrid), debido a la escasa calidad de su comida, al pésimo servicio y al terrible caos que se percibe nada más pedir el primer plato. Alberto Chicote vivirá en primera persona el mal estado de ciertos platos y necesitará practicar la valentía no sólo para comer en el restaurante sino para intentar abrir los ojos a la dueña y empleados y hacerles ver la extremadamente peligrosa situación en la que se encuentra su local. Un lugar con el que su propietaria, una mujer búlgara que huyó del acoso en su país para instalarse en España junto a su marido y su hija, rozó su sueño con los dedos y que ahora se desvanece a pasos agigantados por su terrible gestión.


Una dueña valiente en la vida pero cobarde en la cocina
Ubicada en uno de los barrios más emblemáticos del sur de Madrid, Aluche, La Parrilla de Poli es propiedad de una pareja búlgara que llegó a España hace 10 años huyendo de la persecución que sufrían en su país, aunque sólo ella, Poli, regenta el local. Pese al arrojo que demostró Poli al dejarlo todo y empezar de cero una década atrás, hoy es incapaz de exhibir ese carácter frente a sus empleados y no es respetada por ninguno de ellos. A su falta de liderazgo se le suma una conflictiva combinación de personalidades entre sus camareras, un cocinero al que le parece comestible hasta el plato más inmundo y una dejadez generalizada por las condiciones higiénicas y alimentarias del restaurante.

Un servicio rutinario de comidas o cenas siempre se salda con varios clientes damnificados, que jamás van a volver. Algunos sufren la pésima calidad de la comida. Otros, un caótico servicio que tarda eternidades en traer un plato o sirve en último lugar a las primeras mesas en llegar. Y en general todos asisten al desagradable espectáculo de dos camareras que delante de los clientes se desprecian, se insultan, se amenazan e incluso llegan a las manos de puertas para adentro. Y todo ello, a gritos. Como consecuencia, y tras la decisión de Poli de tomar las riendas a pesar de no saber hacerlo con las mejores formas, la dueña decide despedir a una de las camareras en medio de un servicio, una decisión irrevocable que aumentará más todavía las dificultades en el restaurante. Alberto Chicote se enfrenta a un complejo caso que no sólo requiere paciencia, tesón y un conocimiento profundo del mundo de la cocina sino que le exigirá además el desarrollo de una nueva estrategia para evitar que todo se desmorone y se precipite sin vuelta atrás el cierre de La Parrilla de Poli.