El candidato del PSOE a gobernar la Comunidad de Madrid, ha llamado a hacer un cordón sanitario a Vox por parte de todos los partidos políticos. Con esta cuestión sobre la mesa, estando el ambiente electoral madrileño tan crispado y tenso como se ha visto desde la convocatoria electora, nos preguntamos qué hace Europa ante la extrema derecha y la ultraderecha; concretamente, ¿qué hace Francia con el Frente Nacional de Le Pen? Nuestro país vecino lleva varias décadas viviendo con esta realidad.

Allí, los partidos de centro y derecha se niegan a debatir con el Frente Nacional. Recordamos el caso de Jacques Chirac, expresidente de la República Francesa y representante de la derecha tradicional del país: "De la misma forma que en el pasado no ha aceptado alianzas con el Frente Nacional, fuera cual fuera el precio político; así como no lo he aceptado en el pasado, no aceptaré mañana debatir con su representante". Y añadió: "No puedo aceptar la banalización de la intolerancia y el odio".

Pero Chirac no ha sido el único. Macron tuvo un discurso similar, aunque diferente. Cuando ganó las elecciones de 2017, dijo lo siguiente: "No le deis al Frente Nacional vuestro enfado, no se lo merece; no le deis vuestra esperanza, la traicionará; No le deis vuestra indignación, porque se alimenta de ella sin darle respuesta". No obstante, Macron sí llegó a debatir con Le Pen, primero en el debate con todos los candidatos y después, en un 'cara a cara' como finalistas ambos de la segunda vuelta.

Recordamos el cruce de declaraciones de ambos. Ese año, 2017, Le Pen exigía "reencontrar las fronteras nacionales de forma inmediata" para frenar el terrorismo. Macron respondía que "luchar contra los terroristas no implica ceder en sus trampas", y precisaba: "La trampa de la Guerra Civil, que es lo que ustedes están usando para dividir a los franceses, insultando a los franceses por su religión. Y eso no se lo consentiré nunca, ¿me ha oído? Nunca".

Eso en Francia, pero en Alemania también han sido muy contundentes, más teniendo en cuenta su contexto histórico. Que un partido de ultraderecha crezca en Alemania es muy llamativo, pero ocurrió en 2015: Alternativa por Alemania quedó como tercera fuerza política en las elecciones generales alemanas, y llegaron a suponer una amenaza importante. La canciller, Angela Merkel, respondía así a ese crecimiento: "Hay libertad de expresión en nuestro país. A todos aquellos que dicen que no pueden expresar sus opiniones les digo: si das tu opinión, debes asumir el hecho de que te pueden llevar la contraria. Expresar tu opinión tiene sus costes".

Pero matizaba: "La libertad de expresión tiene sus límites, que comienzan cuando se propaga el odio, cuando la dignidad de otra persona es violada". Y concluía de forma tajante: "Esta cámara debe oponerse al discurso extremista. De lo contrario, nuestra sociedad no volverá a ser la sociedad libre que es". Axí, exigió romper cualquier acuerdo con los ultras de Allianz für Detschland (Alternativa para Alemania).

Italia es quizá el caso opuesto a Francia y Alemania. Matteo Salvini, exvicepresidente y exministro de Interior del Gobierno de Italia, sí llegó a tocar poder. De hecho, fue el responsable de la política de fronteras de Italia. Caracterizado por su discurso antiinmigración, llegó a impedir que los barcos con migrantes atracaran allí, entre otras más que radicales e intolerantes políticas.