En el peor de los escenarios, en 2050, el nivel del mar podría subir hasta un metro. Eso significa que muchas ciudades españolas, tal y como las conocemos ahora, cambiarían drásticamente. En Valencia, por ejemplo, toda la playa de El Perellonet desaparecería y el agua llegaría hasta el pueblo de Sollana. Para hacerse una idea, este municipio se encuentra a casi 20 kilómetros de la costa. Huelva es otra de las ciudades que modificaría su costa. Desde la playa de Isla Canela a Punta Umbría quedarían engullidas por el mar.

Por la subida del nivel del mar, el agua llegaría prácticamente hasta el municipio sevillano de Dos Hermanas a razón del desbordamiento del río Guadalquivir. Y otra provincia que se vería muy afectada sería Cádiz. Los surfistas tendrían que despedirse de una de sus playas fetiche, 'El Palmar'. Pero no solo en el sur; también en el norte se pueden observar los estragos que provocaría el cambio climático en las costas.

En Santander, desaparecería gran parte de su infraestructura: según el mapa, el aeropuerto o todo el casco histórico quedarían sepultados bajo el mar. Y en Avilés, todas las zonas aledañas a la ría quedarían gravemente afectadas por el agua. Y de la subida del mar pasamos a hablar de cómo aumentaría la temperatura. En el peor de los escenarios, subiría cuatro grados: eso significa que ciudades como Córdoba (36 grados de media en agosto) se convertirían en la nueva Bagdad (44 grados de media).

Madrid, con 31 grados de media en este mes, pasaría a parecerse mucho a a Marrakech, con 37 grados; y Londres, con una temperatura media en agosto de 23 grados, se convertiría en la nueva Barcelona (temperatura media de 29 grados). El cambio climático no solo afecta al clima o a las temperaturas, también a nuestras costumbres: por ejemplo, diríamos adiós al vino español porque ya no habría muchas de las zonas aptas para el cultivo de las uvas.