Samba Martine, tenía 34 años y era congoleña. El 19 de diciembre de 2011 ingresó en un hospital y seis horas después falleció. Venía del centro de internamiento de Extranjeros en Aluche, Madrid. Allí estaba esperando a ser expulsada. Estuvo encerrada en el centro durante un mes, y desde el primer día se quejó de distintas dolencias.

La Audiencia Provincial de Madrid ha ordenado la reapertura de la investigación penal por su muerte. Los magistrados consideran que los síntomas con los que acudió 10 veces al médico obligaban a sospechar de una enfermedad grave, pero en el informe que se hizo en el centro, de apenas folio y medio, constan síntomas como: cefaleas, estreñimiento, gases y dolor de garganta.

Lo que tenía Samba era VIH, pero aquí no la diagnosticaron, no le hicieron análisis, ni la trataron. Sí le diagnosticaron el SIDA en el Centro de Estancia Temporal de Melilla en el que estuvo ingresada un mes antes, pero esta información no a llegó a Madrid.

En el auto se recoge que la asistencia médica no fue la adecuada. Insisten en que hubo voluntad de ocultación, ya que hay contradicciones entre el historial clínico y el informe médico posterior. "Se ha tratado de silenciar o minimizar intencionadamente sus síntomas. Los síntomas obligaban a sospechar de una enfermedad grave, pero sólo fue tratada sintomáticamente".

Samba llegó a España desde Marruecos, pasó por Melilla ilegalmente, y se presentó en la Policía para incorporarse al colectivo de inmigrantes irregulares. Contó que huyó del Congo por la situación política y que quería solicitar el asilo. Sólo llevaba encima 8,50 euros, un cinturón y un móvil.