Hace cinco años, Soto del Garray, en Soria, era un terreno protegido del río Duero. Meses después, las cortes de Castilla y León, con la mayoria de votos del Partido Popular aprobaron en 2007 la construcción de un gran proyecto urbanístico. El sonido comenzó entonces a ser bien distinto. Donde pastaban las vacas y anidaban las cigueñas, ahora se erige la cúpula de la energia de la ciudad del medio ambiente, nunca nadie supo que finalidad tenía este proyecto.
Todo este proyecto se paralizó. La culpa, los recortes. Pero ya se había invertido la mitad del presupuesto. 52 millones tirados a la basura de los 100 millones prespuestados. Luis Rey, vicesecretario del PSOE en Soria declaraba a Más Vale Tarde que "ese dinero se podría haber destinado a proyectos pilotos en este municipio, en Soria capital o en cualquier otro municipio".
El Tribunal Constitucional ha paralizado por completo las obras y ha anulado el proyecto. Ahora el problema es que parte del daño ya no se puede subsanar. Carlos González, ecologista de Asden, asegura que "el daño es muy grande porque el deterioro está ya bastante avanzado". El alto Tribunal considera que la Junta de Castilla y León se saltó el control de los tribunales y los ciudadanos.
Al aprobarlo por ley, evitaba que los ciudadanos o los ecologistas pudieran recurrirlo ante los tribunales ordinarios. 400 hectáreas que iban a albergar 800 chalets, hoteles, zonas deportivas y un polígono industrial. Más de siete años ha tardado el Tribunal en fallar el recurso de inconstitucionalidad que presentaron 50 diputados del PSOE.
El último faraón cae en Soria. Ahora el Constitucional anula la ciudad del medio ambiente, pero 52 millones de euros se han quedado enterrados sin sentido en este terreno protegido. ¿Quiénes son los responsables?
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