Han salido a la calle en una veintena de ciudades. Protestan contra las envasadoras. Dicen que la forma de etiquetar las mieles, hacen que las suyas, las puras, se pierdan en el mercado.

Para los consumidores el etiquetado conlleva un fraude. Actualmente en las mieles comerciales encontramos siropes, agua e incluso un antibiótico, el clorafenicol.

La petición de los productores es que se realicen cuatro cambios en las etiquetas: que se especifiquen los países de procedencia de la miel, el porcentaje de cada una de ellas, que si se calienta a más de 45 grados no se llama miel y que no se permita el microfiltrado.