La proteina está demonizada y alabada a partes iguales. Pero lo cierto es que sin proteína el cuerpo no funciona: no solamente tiene una función estructural, sino que son las encargadas de proteger nuestro sistema.

Por eso, es muy importante tomarlas todos los días, aunque es cierto que existen límites: los niños deben tomar unos 43 gramos al días, mientras que adolescentes y adultos hasta los 60 rondan los 54 gramos. Sin embargo, al sobrepasar los 60 la cantidad aumenta, ya que es una manera de frenar el desgaste de los músculos. Eso sí, el exceso de proteínas podría hacernos perder calcio y aportarnos demasiadas calorías.

Pero, ¿qué es proteína y qué no? No sólo la carne, el pescado, el huevo y la legumbre forman parte de este grupo, sino que también se incluyen los frutos secos, los yogures o la gelatina. El bacalao, la cecina o el jamón es, por ejemplo, una buena forma de tomar proteína.

El nutricionista Luis Alberto Zamora ha explicado en Más Vale Comer que da igual qué proteína se ingiera, ya que se absorbe dentro del cuerpo y éste es el que construye lo que necesita.

Otro de los mitos que existen respecto a las proteínas es que no deben mezclarse con hidratos de carbono por el riesgo de coger peso. Lo cierto es que los hidratos de carbono aportan cuatro calorías por gramo, al igual que la proteína, pero sus calorías no se multiplican al unirlos.

También se dice que el huevo crudo aporta más proteínas, algo radicalmente equivocado: la proteína del huevo no se absorbe bien, por lo que hay que desnaturalizarla, es decir, cocinarla o batirla para cambiar su estructura. Tampoco es cierto que la clara sea mejor que la yema: a pesar de que tiene un poco más de grasa, la yema tiene glutenina y capsantina que previenen sobre la pérdida de visión.

Lo ideal es equilibrar las proteínas animales y las vegetal. Por ejemplo, se pueden desayunar un revuelto de huevos con espinacas o un yogurt con nueces. A la hora de la comida un ejemplo es mezclar las legumbres con los cereales, y para la cena una tortilla con espárragos trigueros.