Las declaraciones del director del CCAES, Fernando Simón, sobre su propia mascarilla de tela han avivado la polémica en las redes sociales. El epidemiólogo puso como ejemplo su propia mascarilla higiénica, no homologada, para alegar que gracias a su filtro es igual de válida que cualquier otra.

Sin embargo, ¿es cierto que una mascarilla higiénica sin homologar protege igual que otro tipo de mascarillas? La divulgadora científica Déborah García Bello ha querido desmentir las afirmaciones del epidemiólogo en una entrevista en Más Vale Tarde, donde ha afirmado que Simón "está tirando por tierra el trabajo de muchísimo tiempo".

"Lo que no puedes hacer es, en un discurso en el que pides a la gente que utilicen mascarillas homologadas, enseñes la tuya y no lo esté", ha afirmado García Bello, que ha asegurado que lo que utiliza Simón es "una funda para mascarilla": "No está homologada, no hay filtros ni fundas homologadas", ha explicado.

La científica ha afirmado que las únicas mascarillas que parecen de tela y tienen homologación son las higiénicas, que además fueron creadas en abril "cuando no teníamos ni siquiera quirúrgicas": "Lo que filtran hacia fuera es algo más del 90% y hacia dentro del 70%, más o menos como las mascarillas quirúrgicas".

"Lo que no tiene sentido es enseñar una que no cumple esa homologación cuando existen, y las creó el propio Ministerio de Industria", ha zanjado.

Además, Déborah García Bello ha querido explicar por qué ahora ha surgido el debate sobre la protección de las mascarillas, lo que ha propiciado que algunas comunidades incluso hayan exigido al Gobierno que las FFP2, mascarillas con una protección de más del 95%, sean obligatorias en algunos contextos.

Tal y como ha expresado la científica, las vías de trasmisión del COVID no han cambiado, pero las nuevas cepas se propagan con más facilidad. Por eso, "hay que extremar las medidas de prevención, entre ellas las mascarillas, pero sin olvidar todo lo demás, como la distancia o la ventilación".

Así, explica, "en espacios cerrados, concurridos, presumiblemente mal ventilados, donde se hace difícil mantener la distancia de seguridad, y donde no tienen la seguridad de que los demás lleven mascarillas homologadas, en realidad lo estamos apostando todo a la mascarilla, por eso se debería utilizar la que ofrece una mayor protección para uno mismo: la FFP2".

No sería necesaria si el resto de variables cambiaran. Por ejemplo, en espacios abiertos, bien ventilados y donde se puede mantener la distancia de seguridad "las mascarillas higiénicas o quirúrgicas serían suficiente", según García Bello.

¿Qué ocurre con las mascarillas de tul?

La divulgadora científica ha sido contundente: "Tienen mal etiquetado. No son seguras", ha explicado García Bello, que ha asegurado que en realidad están hechas de "poliester" y "tienen unos agujeros que son visibles a simple vista".

De hecho, por ellas atraviesa el pelo, que tiene un grosor de unas 100 o 200 micras "y el virus viaja en partículas de cinco micras, o menos".