Lara Carril y Carolina González son dos de las jóvenes confinadas en el Hotel Palma Bellver de Mallorca tras el macrobrote generado por un viaje de fin de curso que suma casi 1.500 contagios.

Ambas han dado negativo en la prueba COVID, pero aún así afirman no sentir consuelo, ya que tendrán que mantenerse aisladas hasta que cumplan 10 días tras los últimos contactos. De hecho, no dudan en afirmar que están "secuestradas".

"Para venir al Hotel COVID unos guardias civiles nos enseñaron una orden firmada por Sanidad en la que ponía que si dábamos negativo en PCR o test de antígenos nos podríamos ir. Ahora cumplimos y no nos dejan irnos"; ha expresado Carolina González.

Llevaban tres días en Palma de Mallorca cuando les confinaron, y aseguran que todo su grupo ha dado negativo: "Nos están acusando de estar en contacto con un positivo directo y eso es mentira, porque solo estuvimos nosotros", ha explicado una de las jóvenes.

Carril y González también ponen en duda las condiciones en las que se encuentran. "Llevamos dos días con las mismas toallas, no nos las cambian. Las sábanas igual... la comida depende, a algunos les ponen comida que les gusta, otros no".

Aun así, reconocen que ponen música por las noches en el balcón. "No se escucha mucho, pero los policías vienen a gritarnos que vayamos a dormir. Yo no he venido a Mallorca para estar en la cama".

Sobre estos incidentes ha informado hoy la Policía Local de Palma de Mallorca, que La Policía Local de Palma de Mallorca ha tenido que intervenir en el hotel a causa de las numerosas quejas de particulares y clientes del hotel colindante.

Según han denunciado algunos de los turistas, la madrugada ha estado marcada por los ruidos procedentes del Hotel Palma Bellver, donde se podía escuchar música a alto volumen y numerosos gritos. Además, los denunciantes también alegaban que desde el hotel se estaban lanzando objetos a la vía pública.