Carlos Bejarano, un hombre de 37 años, falleció en Sevilla una semana después de ser reducido por varios agentes de la Guardia Civil. Durante su detención, que se produjo después de que su padre llamara a las autoridades porque estaba "muy violento", el hombre entró en parada cardiorrespiratoria, y la ambulancia tardó más de 10 minutos en llegar.

Ocurrió el pasado 12 de septiembre en Mairena del Aljarafe el pasado 12 de septiembre. Al parecer, la víctima quería dinero para comprar cocaína y había destrozado a golpes la vitrocerámica, e incluso había clavado un cuchillo en la encimera. Ahora, la familia ha denunciado brutalidad policial. Sin embargo, el informe toxicológico confirma que consumió cocaína y cannabis y determina que no hay relación entre la reducción y la muerte, ya que no hay síntomas de asfixia.

El abogado de la víctima, Luis Romero, ha asegurado que aún no tienen la autopsia. "Entendemos que si no nos han entregado la autopsia es porque todavía no la tiene el juzgado", ha aseverado el abogado, que ha indicado que tampoco tienen el informe forense que afirma que no hay una relación causa-efecto entre los hechos y su fallecimiento.

"Sabían que había tomado sustancias y por eso llamaron los padres a la Guardia Civil, pero no la llamaron para que dos hombres se tumbaran encima y cuando él no estaba oponiendo resistencia no hagan un uso proporcional de la fuerza. Se ve que prácticamente no se estaba moviendo, sin embargo hay una presión brutal sobre el cuello y el tórax. Está jadeando y de pronto se deja de oír su respiración", ha aseverado. El joven se recuperó de la parada cardiorrespiratoria, pero entró en coma y no volvió a despertar.

La Guardia Civil afirma, en cambio, que usó la fuerza imprescindible para una detención de esas características y que el hombre les había lanzado previamente dos martillos.