El acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás para liberar rehenes a cambio de una tregua de cuatro días y la excarcelación de presos palestinos parece, en un principio, beneficiar al grupo islamista. Los datos, de hecho, así lo indican: un rehén israelí por cada tres presos palestinos. Sin embargo, Israel es la gran beneficiada sin duda de este alto el fuego.

Por un lado, Israel es quien domina la situación y es quien ha dado el 'ok' a esta tregua justo cuando tenía a Gaza dividida por la mitad. Pero estos cuatro días van a ser muy diferentes para ambos países. Mientras que en la Franja de Gaza van a aprovechar para sanar a sus heridos -que vive un caos por el cierre de hospitales- y para recibir los camiones humanitarios; Israel se va a reagrupar y se va a rearmar militarmente. Es decir, unidades nuevas y energías renovadas para acometer un nuevo golpe sobre la Franja.

Mientras tanto, los gazatíes no van a poder desplazarse y mucho menos trasladar armas o material desde el sur hasta el norte. Dicho de otra manera, tras la tregua, Israel pegará todavía más duro. Y el Estado judío no lo esconde ya que ha advertido, pese a la primera tregua humanitaria tras casi dos meses de contienda, a la población palestina de que "la guerra no ha terminado todavía".

El alto al fuego, que durará cuatro días, servirá para la liberación de 50 rehenes de Hamás a cambio de 150 presos palestinos -todos niños y mujeres- y para permitir la entrada de camiones con ayuda humanitaria. Pero los militares de Israel prohíben a la población gazatí del norte de la Franja regresar a sus casas.

El portavoz en árabe del Ejército, Avichay Adraee, ya lo ha anunciado: "No se permitirá, de ninguna manera, el movimiento de residentes del sur de la Franja de Gaza al norte". Para él, norte de Gaza es una zona de guerra peligrosa y está prohibido circular por ella". Así que es una tregua a medias: para huir hacia el sur, Israel solo permite una única vía, la carretera de Salah al Din.

Para el Gobierno israelí, la tregua va a ser "breve" pese a que Naciones Unidas y otros países estén pidiendo que la pausa se prolongue en un alto el fuego sostenido. El portavoz de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Saviano Abreu, ha insistido en que la "situación volátil e intensa". "El proceso de ayuda es bastante largo y parte de él, de hecho gran parte de él, está fuera de nuestro control y tiene que ver con la verificación de los envíos".