Ignorancia y amnesia

'Hacerse la infanta': cuando no saber nada te libra de todo

Los detalles La estrategia del "yo no sabía" se ha convertido en defensa habitual en casos de corrupción, desde la infanta Cristina hasta el novio de Ayuso, usando la ignorancia fingida para eludir responsabilidades legales y públicas.

"Hacerse la infanta": cuando no saber nada te libra de todo

El novio de Ayuso ha estrenado defensa ante el juez y lo ha hecho con estilo propio: ha dicho que no se enteró de que había reconocido delitos… que fueron sus abogados. Como si lo hubieran llevado a firmar unos papeles del dentista y, de paso, le metieron un fraude fiscal. La frase ha sido tan rotunda que ya tiene categoría: 'se ha hecho la infanta'.

Y no es el primero. Ni el más creativo. En España, el "yo no sabía nada" ya no es una excusa, es una corriente de pensamiento. Una filosofía. Un clásico judicial. Un deporte de élite donde algunos han llegado al oro olímpico.

Todo empezó con la infanta Cristina, en el caso Nóos. Mientras su (entonces) marido, Iñaki Urdangarin, hacía malabares fiscales, ella declaraba que no sabía nada. Que confiaba en su esposo. Se inauguraba así una doctrina que, con los años, ha ganado adeptos y versiones cada vez más elaboradas.

Isabel Pantoja, en pleno escándalo de corrupción urbanística (caso Malaya), aseguró que no sabía qué hacía su (entonces) pareja, Julián Muñoz. Ella solo estaba enamorada. Tanto, que se comparó directamente con la infanta: "Soy igual que la infanta". El amor no le libró de la cárcel.

Rosalía Iglesias, esposa de Luis Bárcenas, llevó el "yo no sabía" al extremo. Declaró que firmaba papeles sin saber qué eran, porque su marido se lo pedía. Así, sin leer ni pestañear: "Me decía que pasara a firmar, y yo lo hacía". La fe ciega, versión notarial.

Ana Mato, exministra de Sanidad con Rajoy, vivía rodeada de regalos de la Gürtel sin enterarse de nada. Viajes, fiestas infantiles de lujo y hasta un Jaguar aparcado en el garaje. Pero no le extrañó: "A Jesús Sepúlveda (su marido) le gustan los coches, cambiaba con frecuencia". Claro, ¿quién no se encuentra un Jaguar en su garaje y sigue con su día como si nada?

El caso Granados también tiene su joya. En casa de sus suegros apareció una bolsa con un millón de euros en metálico dentro de un armario. La explicación fue de antología: "Por el dormitorio entró mucha gente, del Ikea, fontaneros…". Tan normal como que te monten el armario y te dejen un millón por si acaso.

Esperanza Aguirre, que dice haber destapado la Gürtel, cuando se sentó ante el juez, no recordaba nada sobre la financiación irregular del PP madrileño. La memoria, a veces, también decide 'hacer la infanta'.

Y el broche más reciente: Miguel Ángel Gallardo, presidente socialista de la Diputación de Badajoz, creó un puesto que terminó ocupando el hermano de Pedro Sánchez. ¿Su defensa? "No sabía que Sánchez tuviera un hermano". Tan simple como eso. Ignorancia total. Nivel zen.

Ahora el novio de Ayuso entra en el salón de la fama de los "yo no sabía nada", una lista cada vez más nutrida donde el denominador común no es el partido político, ni la clase social, sino la absoluta desconexión de la realidad que les rodeaba… mientras firmaban, cobraban o compartían techo con los protagonistas del escándalo.

Eso sí, todos tienen algo en común: una confianza desbordante en sus parejas, asesores o fontaneros. Y una memoria que, al llegar al juzgado, se evapora como por arte de magia. 'Hacerse la infanta' ya no es una anécdota: es un género. Y en España, como en todo arte, hay auténticos maestros.