Otros apagones

España ya ha sentido el riesgo: un gran apagón puede tardar años en superarse

Las consecuencias
De Alemania a Nueva York, la historia demuestra que los cortes eléctricos no solo apagan ciudades: dañan infraestructuras, alteran la vida social y erosionan la confianza pública durante años.

España ya ha sentido el riesgo: un gran apagón puede tardar años en superarse

Los grandes apagones eléctricos son uno de los escenarios más graves que puede enfrentar una sociedad moderna, España ya lo ha notado. La experiencia internacional demuestra que sus consecuencias van mucho más allá de la falta de luz: afectan el transporte, las comunicaciones, la seguridad y la confianza pública. Pero ¿cuánto tarda realmente un país en recuperarse de un evento así?

En 2006, un error de cálculo en Alemania dejó sin luz a 12 países. Para permitir el paso seguro de un crucero por el río Ems, las autoridades cortaron el suministro de una red de alta tensión en Baja Sajonia. El sistema eléctrico europeo, interconectado, no pudo absorber el cambio de cargas, provocando cortes eléctricos que afectaron a más de 10 millones de personas en Europa y el norte de África. España sufrió cortes en el centro y este del país, afectando a más de un millón de ciudadanos durante la noche. Aunque el suministro se restableció en pocas horas, la confianza en la estabilidad de la red quedó dañada durante años.

Tres años antes, en 2003, Italia sufrió uno de los peores apagones de su historia. Un fallo en dos líneas de suministro desde Francia dejó a todo el país a oscuras. Más de 110 trenes se quedaron parados y 56 millones de italianos se vieron afectados. Aunque el suministro se recuperó en pocas horas, los análisis técnicos y la modernización de la red tardaron años, además de provocar una profunda revisión de los acuerdos de intercambio energético entre Italia y Francia.

Más recientemente, hace apenas nueve meses, los Balcanes vivieron un apagón total en Albania, Montenegro, Bosnia y Croacia debido a un pico de demanda por el calor. La colaboración inmediata de los países vecinos permitió recuperar el suministro en pocas horas, aunque las investigaciones sobre la fragilidad de la infraestructura siguen abiertas.

Sin embargo, el caso más paradigmático sigue siendo el gran apagón de Nueva York en 1977. Un rayo incendió una subestación en el río Hudson, sobrecalentando toda la red. Lo que comenzó como una emergencia técnica derivó rápidamente en una crisis social: 1.000 incendios, 550 policías heridos y más de 4.500 arrestos por saqueo. La recuperación material llevó semanas, pero la cicatriz social tardó años en cerrarse, agravando la crisis económica y social que ya vivía la ciudad.

Chile también vivió situaciones similares, con apagones como el de 2010 tras el terremoto, donde la reconstrucción de la infraestructura eléctrica fue uno de los mayores retos para la recuperación nacional.

La historia muestra que, aunque técnicamente la electricidad puede volver en cuestión de horas o días, los daños económicos, sociales y políticos de un gran apagón pueden tardar años en repararse. La fiabilidad de las redes eléctricas interconectadas y la capacidad de respuesta rápida siguen siendo los grandes desafíos para evitar que un corte de luz se transforme en una crisis nacional.