Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a poner sobre la mesa el 'pasaporte COVID', una idea que parecía casi olvidada y que suscitó la polémica cuando se propuso por primera vez.

Para hacerlo más factible, el Gobierno regional quiere que la tarjeta virtual sanitaria de la Comunidad de Madrid tenga un nuevo icono de 'resultados', donde incluirán los datos de PCR, test de antígenos o serológicos que nos hayamos hecho desde el principio de la pandemia.

Pero, ¿cuáles son los escollos de esta medida? El primero es que esta tarjeta es una aplicación virtual que solo se han descargado 120.000 personas en toda la Comunidad de Madrid, es decir, menos del 2% de la población.

Una medida que además difiere de lo que la propia presidenta anunciaba hace unos meses. En julio hablaba de una cartilla que permitiera "evitar confinamientos, acceder a establecimientos como gimnasios o museos y a cualquier recinto cerrado".

Sin embargo, de momento no servirá para impedir el acceso a ningún establecimiento en base al resultado de las pruebas. Con anterioridad, Castilla y León y Cataluña ya habían barajado medidas similares, pero fueron desechadas con rapidez.

En su caso, los asesores de la Generalitat proponían un pasaporte de colores: el rojo indicaría una PCR positiva o un riesgo reciente de contagio, el amarillo con una PCR negativa 'antigua' (de unos 30 días) y un pasaporte verde para quienes tuvieran anticuerpos y una PCR negativa. Tampoco el Gobierno de Quim Torra se atrevió a ponerla en marcha.

Sin embargo, algunos países sí que han estado muy cerca. Estados Unidos y Alemania se lo llegaron a plantear, Estonia está con un proyecto piloto y Boris Johnson planeó hacer test a toda la población y separar positivos y negativos, un plan que parece imposible. Chile, por su parte, lo tenía todo preparado cuando la opinión pública lo echó atrás.

La pregunta es entonces por qué no sale adelante en ningún sitio. La respuesta está en cuestiones éticas y legales. La revista 'Nature' publicó un decálogo realizado por un grupo de científicos que daba diez razones contra los pasaportes COVID. Te las explicamos:

1. La inmunidad tras la COVID es un misterio

2. No todos los test son fiables

3. No se puede testar a todo el mundo

4. No basta para impulsar la economía

5. Atenta contra la privacidad

6. Mayor escrutinio a los grupos marginados

7. Acceso injusto al pasaporte

8. Estratificación social

9. Nuevas formas de discriminación

10. Incentivo perverso al contagio

La última razón es la más curiosa y útil a su vez. El pasaporte COVID podría ser un peligro por el atractivo a contagiarse: si existiéran beneficios al contagio, habría quien querría padecerlo voluntariamente.