Jóvenes a los que les cuesta hablar, que apenas se mantienen en pie y se retuercen como auténticos zombis. Son los efectos del fentanilo, una de las drogas más peligrosas y adictivas, que está causando estragos en Estados Unidos. Allí, las muertes por sobredosis de esta sustancia se han multiplicado por 50, hasta llegar a convertirse en un problema de salud pública.

Esta semana un bebé fallecía en una guardería de Nueva York por exposición a esta droga. Se trata de un tipo de opioide 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina que se vende en el mercado negro, pero también se puede conseguir de forma legal para aliviar dolores crónicos o cánceres terminales.

Su consumo no solo ha aumentado en EE. UU., también es España. El número de personas de entre 15 y 64 años que la ha consumido alguna vez se ha multiplicado por ocho en el último año. La mayor parte de este consumo es legal, y aunque se puede comprar de contrabando, en nuestro país está estrictamente regulado y se prescribe para determinadas dolencias. Sin embargo, la supervisión médica parece que no impide que la gente pueda generar una adicción, tal y como afirma una afectada en sus redes sociales: "Me había hecho adicta. Esto me ha quitado mi calidad de vida".