José Antonio Segura tiene 73 años y lleva 13 años viviendo de alquiler en la misma casa. Un día, el propietario de la vivienda le reclamó que abandonase el inmueble, a lo que José Antonio se negó alegando que su contrato estaba vigente y en regla.
En ese momento comenzó un calvario de amenazas y coacciones a las que sigue haciendo frente. "Vinieron cuatro personas con una actitud agresiva e intimidatoria, camisetas negras y el pelo rapado a exigirnos que abandonásemos de inmediato la vivienda", explica.
De hecho, estos individuos pretendían evitar que pudiese acceder a su casa: "Me dijeron que me iban a impedir entrar en mi propia vivienda y que entrarían en la vivienda cuando no estuviéramos dentro".
La siguiente medida de presión de su casero fue cortarle el agua, obligándole a usar bidones para poder lavarse las manos o fregar los utensilios de cocina, y tampoco puede ducharse en su propia casa.
Pero José Antonio no está dispuesto a dar su brazo a torcer, y ha presentado una denuncia contra su propietario por coacciones e intimidación. "Nosotros estamos decididos a no irnos de aquí hasta que lo diga un juez", asegura.