El día de su desaparición, y antes de comer, la joven de 21 años acude a la peluquería. Está a unos 500 metros de su casa. Su hermana, Rosa Fernández-Cervera, explica que fue a la peluquería "estrictamente para depilarse porque su pareja" había venido a Vigo" y quería "prepararse porque pretende encontrarse con él".

Déborah y su novio no se veían desde las navidades porque él se había marchado a trabajar a Argentina. Mientras está en la peluquería "recibe una llamada del que era su pareja" pero "no era el mejor momento para hablar y esa conversación no dura más de 40 segundos", relata la hermana.

Rosa Fernández-Cervera cuenta que, en ese momento, ambos jóvenes vivían una relación en "crisis" porque Déborah recibió dos meses antes de desaparecer "las llamadas de una chica preguntándole quien era ella, que por qué tiene relación esta persona y cuando Déborah le dijo que era su pareja y la otra chica le hizo saber que también era su pareja".

En ese momento Déborah lo deja con su pareja, al enterarse de que su novio tenía otra relación en Argentina. Su hermana habla sobre el motivo por el que habría quedado con él el día de su desaparición: "Como cualquier mujer sabe después de una relación de tres años, una relación no se acaba con una llamada de teléfono. Queda pendiente el verse físicamente y el hablar del tema en persona".