Breikvik pone una bomba que mata a 8 personas, pero es solo una maniobra de distracción. A pocos kilómetros se comete la peor matanza conocida en uno de los países más seguros del mundo, Noruega. 69 jóvenes de izquierdas son asesinados el fanático de extrema derecha.

Un lobo solitario al que se le incauta un auténtico manual del terror de 1500 páginas.  Entre sus objetivos, fija la atención en la fragmentada ultraderecha española. Menciona hasta seis partidos con los que comparte su ‘islamofobia’. Entre ellos uno que tiene representación en 40 ayuntamientos.

En Vic, Barcelona, un antiguo comercial de cosméticos y vendedor de casas sabe la importancia de guardar las apariencias. Así lo exige la estrategia de la nueva ultraderecha que él lidera. “Josep Anglada siempre ha militado en la extrema derecha, en el principio de la democracia, al final del franquismo, le llamaban el último franquista” afirma el periodista Joan Sierra.

Anglada fue un hombre de Blas Piñar. Pero ahora prefiere negar la mayor. Le interesa dar una imagen moderada. Sin embargo, en las imágenes, fíjense en la escena que capta la cámara. Observen su reacción al sentarse. No le gusta el aspecto de los jóvenes que ocupan la mesa de al lado. Inmediatamente se recompone y se afana en mostrar delante de la televisión los apoyos que tiene.

Dos de cada diez vecinos de Vic comparten su ideario ultra.  “Hizo un trabajo puerta a puerta, intentando señalar los problemas que tenía la gente. Es un discurso populista que consiguió los objetivos que buscaba” comenta Joan Serra.

Busca en la población más desfavorecida el caladero de sus ideas identitarias. “Vamos a iniciar una campaña de recogida de alimentos y de ropa para la gente autóctona”, asegura Anglada. No tarda en aflorar el discurso xenófobo que tantos réditos le ha dado. “Estamos al borde de los seis millones de parados. Tenemos una tasa de inmigración exagerada y no cabemos todos. En estos momentos ya sobra gente", defiende el alcalde.

En medio de la grabación, recibe una oportuna llamada. “Me han llamado ahora mismo y me han dicho que había dos moros diciendo que no tenían dinero que tenían que comer y han empezado a robar género del supermercado y me vo a acercar a ver qué es lo que pasa”, cuenta Anglada. Olvida que lleva el micrófono puesto y al teléfono dice: “Larga lo que quieras contra esa gentuza, que me conoces de aquí de Vic, que me votas y dices que no eres militante”.

Delante de la cámara se muestra más templado. Pero el líder ultraderechista está condenado por pelearse y agredir hace tres años a un menor que le llamó facha. Pese a sus antecedentes, el ideario de Anglada  ha calado. Tiene 67 concejales. Algunos de ellos son convocados para la grabación.

En la reunión, sin embargo,  no vemos al concejal detenido por una agresión neonazi. Tampoco está presente el concejal de Hospitalet que se retrata haciendo el saludo fascista mientras sostiene una bandera con el símbolo neonazi. No acuden a esta convocatoria, los ediles multados por incitar al racismo.

Llegaron a irrumpir en un estadio de fútbol ataviados con el burka.“Hay una cosa que es evidente. Lo que nos preocupa a todos es la islamización de Europa”, asegura Anglada. Cuando de lo que se trata es de hacer campaña contra la población musulmana. No duda en fotografiarse con los principales líderes de la extrema derecha europea.