EL PADRE DEL JEFE, ASOMBRADO CON LA TRANSFORMACIÓN
Avelino: “Guillermo tiene pinta en estos momentos de un ‘quillo’”
Para no ser descubierto por sus trabajadores, Guillermo Pérez, director general adjunto de MRW, tendrá que perder mucho más que el traje y la corbata: el pelo. Una transformación radical por la que pasará de ser Guillermo Pérez a Andrés Gómez, un joven que busca su primera oportunidad laboral, aficionado al hip hop que sólo ha trabajado de camarero y de repartidor de pizza. Sus trabajadores tendrán que pensar que es un becario al que tienen que enseñar sus trabajos para decidir si la empresa le contrata. Su padre no da crédito al cambio de look cuando entra por la puerta.
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