El 26 de abril se cumplían 87 años del episodio más conocido de la Guerra Civil: el bombardeo a la ciudad vasca de Guernica, que arrasó por completo esta villa vizcaína. Andrea Ropero ha visitado la localidad para reunirse con Crucita Etxabe y Emilio Aperribay, supervivientes del bombardeo.

Ambos vivieron el bombardeo aquel 26 de abril de 1937. Crucita tenía siete años y estaba con unas amigas cuando unos milicianos pasaron y les avisaron para que se tumbaran en la cuneta. El grupo permaneció varias horas hasta que terminó el bombardeo. "Veíamos caer las bombas del avión perfectamente", explica a la reportera. Crucita añade, además, que también podían verle la cara los pilotos ya que los aviones volaban muy bajo y pudieron ver como se "estaban riendo".

Emilio, por su parte, tenía ocho meses cuando tuvo lugar el bombardeo. Su madre le contaba que estaban en casa y que se refugió con su madre. Ella, que huía con él en brazos, dice que tuvo que escapar de soldados jóvenes que ametrallaban "a todo lo que se movía".

Después del bombardeo, Crucita no sabía a donde ir. Su casa estaba en llamas y ella no hacía nada más que llorar. "Mucha gente estaba en la calle y preguntaba por sus familiares", afirma. Etxabe le cuenta a la reportera que, por ejemplo, no recuerda con quién hizo su primera comunión pero el bombardeo, y los momentos posteriores, no los olvida.