Julio de 2015. En un piso de un señorial edificio de la Plaza de la Encarnación de Madrid se produce un robo que cambia la historia del arte mundial. Cinco cuadros de Francis Bacon, no catalogados, son sustraídos del domicilio de un empresario, José Capelo, joven amante del pintor.

El caso fue llevado con el máximo sigilo por la Policía hasta que la noticia finalmente vio la luz, casi un año después, debido a una exclusiva de El País. El robo alberga a día de hoy tanto misterio como la figura de la joven pareja, 40 años menor, del artista británico que falleció en 1992 en Madrid.

"El propietario del inmueble manifiesta en la denuncia que tiene una segunda vivienda en Londres, en el Reino Unido, donde normalmente reside parte del año y que se encontraba en Londres en el momento de los hechos", informa Óscar Liz, agente de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional, en Anatomía de...

"A Capelo yo no lo conozco, pero me parece un personaje interesantísimo. Tenía una relación, por lo visto, fluida, con el entorno de los que hoy son reyes de España. Él es un financiero, o era, no sé si estará jubilado", describe Luis Magán, subjefe de fotografía de El País de 1993 a 2017, uno de los periodistas que sacó este caso a la luz pública.

Fernando Castro Flórez, profesor de estética de la UAM y crítico de arte define a Capelo como "un joven apuesto, elegante, sofisticado, interesado por el arte, interesado también por la obra de Bacon, que había visto exposiciones suyas. Tremendamente y extraordinariamente discreto" y desvela un dato determinante para conocer cómo era su relación con el pintor. "Si está en Madrid cuando fallece es precisamente por la relación con él".

"A partir de esta historia de amor viene a Madrid, cena por Madrid, sale de copas, establece nuevas relaciones, nuevas amistades, recupera su relación también de amor con la ciudad y con el Prado, que es otro amor que en ese tiempo se va a intensificar". Capelo se encuentra retratado en una serie de cuadros de Bacon que en la actualidad se exhiben en el MoMA, el 'Tríptico 1991', fechado un año antes de su súbito fallecimiento.