Aún no se conoce con claridad cuál es papel de los niños en la transmisión del coronavirus. Mientras que al principio de la pandemia múltiples estudios apuntaban a los más pequeños como "supercontagiadores", las últimas informaciones alertaban incluso de la posibilidad de que no se contagiaran debido a las características de sus receptores nasales.

El divulgador científico Mario Viciosa ha explicado en Al Rojo Vivo que a pesar de que en un primer momento se pensó que podían ser supercontagiadores, las investigaciones más recientes apuntan a lo contrario: más bien se tienden a contagiar menos que los adultos.

Sin embargo, el término 'supercontagiador' tiende a confundir: no se trata sólo de personas con más carga viral, sino con muchas relaciones sociales, y en este segundo grupo entran los más pequeños por su forma de relacionarse.

Lo que sí se ha observado es que los niños enferman mucho menos. Una teoría es que manifiestan menos síntomas y, probablemente, al contagiarselo a adultos no lo hagan con la suficiente virulencia como para generar una enfermedad grave. Ese 'contagio silencioso' tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes: el virus continúa esparciéndose sin que se puedan seguir detalladamente los casos.

Así se desprende de los estudios de seroprevalencia, aunque hay un dato que descuadra: los resultados del estudio de seroprevalencia de Torrejón de Ardoz, que muestran que este colectivo es de los que más se han contagiado durante la pandemia. En total, un 26% de los jóvenes.

La conclusión es, por tanto, que aún quedan incógnitas sobre la transmisión del coronavirus entre niños y desde éstos hacia adultos, pero sí se puede saber que no suelen mostrar síntomas de gravedad.