Una mujer camerunés llega al hospital de la fundación ‘Mayo Rey’ sin apenas poder caminar. Lleva días buscando un médico. Está de nueve meses pero ya no siente a su hijo y al final alguien le ha hablado de este hospital de blancos. Es su marido el que le da la noticia de que su bebé está muerto. Ella está tan cansada que ni reacciona. Como no saben el tiempo que lleva así, lo urgente es sacarlo.
“Le he dicho que le enseñaran el niño, que no sabemos cómo son aquí las costumbres. Se lo han lavado y traído para que lo viera”, cuenta Fuencisla Ruiz, cirujana y miembro de la fundación ‘Mayo Rey’. La mujer tiene unos instantes para despedirse de su pequeño. Durante la campaña de más de 15 días, los voluntarios españoles pueden atender a más de 500 pacientes.
Unos padres desesperados buscan a esos médicos españoles de los que todo el mundo habla porque su hija no baja de los cuarenta grados de fiebre. Ya casi ni responde a los estímulos. Las pruebas dicen que la niña tiene malaria cerebral y anemia severa por lo que necesita una transfusión o, de lo contrario, morirá en horas. El problema es que en Camerún no existen los bancos de sangre, por lo que las transfusiones tienen que pagarse. Ningún familiar es compatible y al final se la traslada al hospital español que está a cuatro horas. Más tarde llega la noticia, la niña está a salvo.