El pequeño Nordin quedó atrapado tras volcar la patera en la que viajaba, una embarcación en la que 11 inmigrantes marroquíes intentaban alcanzar la costa de Melilla. El bebé pudo salvar la vida gracias a Javier, un bañista que no dudó en sumergirse varias veces hasta que logró dar con el niño.
Ocurrió el pasado lunes, cuando la embarcación volcó frente a la costa de la ciudad autónoma. Bajo el agua todavía estaban el pequeño y su madre y Javier se lanzó a rescatar al menor. Fueron "cuatro o cinco inmersiones", según su relato, hasta que pudo tocar la pierna del niño: "Tiré de la pierna y no había forma humana de sacarlo", cuenta.
En la embarcación hundida había un hueco con una pequeña burbuja de aire, donde estaban atrapados el niño y su madre: "Al niño lo tenía empotrado contra el techo", explica Javier, que agrega que "ella, como era más alta, metía la cabecilla allí de vez en cuando y respiraba". Para él, lo que ocurrió fue cuestión de instinto: tiró fuertemente de los dos y los sacó a la superficie. "Tiré de él con mucha fuerza, porque la madre no me lo soltaba -recuerda-. Al niño me lo puse en el pecho y la madre me cogió el pantalón".
Una vez en la superficie, se vivieron momentos de enorme tensión porque el pequeño había tragado mucha agua, tal y como puede verse en el vídeo, en el que puede escucharse un grito: "¡El niño se está muriendo!". "Apreté un poco y echó una bocanada de agua y ya después arriba lo estuvieron reanimando", explica Javier.
Afortunadamente, el bebé sobrevivió, al igual que su madre, y ahora se recupera en el hospital. Javier le ha llevado un regalo, un peluche del pez Nemo. "Es mi pescadito. Yo a él siempre lo voy a querer como mi pescadito", sostiene. Durante el rescate, su hijo de siete años vio toda la escena desde otro barco y temió que pudiera hundirse. Para él, su padre es un héroe: gracias a él, Nordin y su madre están a salvo.