Nos pasamos el día enganchados al móvil, sobre todo a los juegos y las redes sociales. Esto deriva en que no tengamos ni un segundo en el que estemos desconectados, lo que antes eran ratos muertos como las colas en los supermercados o los tiempos en las salas de espera, ahora los aprovechamos para hacer multitareas.
Esta conexión continua hace que acabemos sufriendo tecnoestrés, que nos provoca ansiedad, cansancio e inclusos trastornos del sueño. Además, sufrimos otros males, como la nomofobia que es el miedo a quedarse sin el móvil. Salir a la calle y sentirse perdido por no llevar este dispositivo electrónico encima.
Asimismo, muchas personas también padecen fomofobia que es la constante sensación de estarse perdiéndose algo por no estar mirando el móvil Paradógicamente, en muchas ocasiones sucede lo contrario, al estar conectados nos perdemos lo que sucede a nuestro alrededor y eso se denomina estado de flow.