Paula Carsí es de las ingenieras más jóvenes de su compañía -Ford- y supervisora en tecnologías emergentes. Gestiona un equipo de ocho personas. "Fue una noticia que a algunos pudo chocarles un poco", afirma. Cree que algo está cambiando. "Seguro que las primeras mujeres de la planta lo tuvieron mucho más complicado que lo he tenido yo", añade Carsí.
Marieta Jiménez es presidenta y directora de la empresa de ciencia y tecnología Merck España, algo muy poco habitual. "Las cifras que tenemos en España de mujeres en consejos y posiciones ejecutivas son todavía muy bajas", asegura. En su compañía tienen un plan de igualdad y un compromiso activo. "Tenemos un horario flexible y programas de 'mentoring' para ayudar a mujeres a desarrollarse y programas de talentos", señala Jiménez.
Miriam Izquierdo, de la Fundación 'Woman Forward', ha sufrido durante su carrera. "He vivido acoso sexual en despachos de abogados", asegura. Y se ha enfrentado al machismo. "Compañeros que han dicho 'para hablar esto hay que saber', poniendo en entredicho que seas mujer", comenta. María Ángeles Marti, vicepresidenta en Airbus, no se sintió discriminada en los talleres pero sí al ascender. "He sentido esa presión de cuestionarse si yo tenía la valía", afirma.
La maternidad y la falta de conciliación son las principales barreras. "Son las empresas las que tienen que saber que esos horarios leoninos no tienen que ver con una mayor competitividad", defiende Silvia Buabent, directora del Instituto de la Mujer.
Las mujeres somos imprescindible en el poder económico. "No solamente ejecutando decisiones, sino tomando esas decisiones en los consejos de administración", añade Buabent. Algo para lo que todavía queda mucho camino por recorrer.