De la primera manifestación por el Día Internacional de la Mujer en España de 1978 a la de este miércoles han cambiado las cosas (y tienen que seguir cambiando). Y eso es precisamente gracias a las reivindicaciones que miles de mujeres han ido haciendo a lo largo de la historia del movimiento feminista. Porque sí, el 8M persigue la igualdad entre hombres y mujeres, pero cada año se fija en unos aspectos diferentes. Estos son recogidos en los manifiestos que se leen al final de las manifestaciones. Algunas máximas están presentes en todos ellos, pero otras varían de unas ciudades a otras. E incluso en concentraciones que tienen lugar en una misma ciudad.
La que organiza en la capital la Comisión 8M de Madrid lleva por lema "Somos el grito necesario, el feminismo lo está cambiando todo". En su manifiesto se centra en ensalzar el papel del "tornado feminista que se nutre de las mujeres que fueron, llena los pulmones de las mujeres que somos y suelta una bocanada de aire hacia el futuro de las mujeres que están por venir". De esta modo, reclama la erradicación del "patriarcado capitalista, racista e imperialista, las raíces profundas de las violencias machistas, de la cultura de la violación y el fin del gobierno neoliberal de la Comunidad de Madrid que está en guerra contra sus gentes".
También en Madrid, el Movimiento Feminista de Madrid, que defiende la abolición de la prostitución, se han centrado en ocho denuncias diferentes entre las que se encuentra la reforma de la ley de libertad sexual, la denuncia de la pornografía, la coeducación y el reconocimiento cultural de las mujeres, así como la defensa de la sanidad, servicios sociales, políticas públicas contra la brecha laboral y del feminismo internacionalista en el que "ninguna tradición está por encima de los derechos de las mujeres".
En Valencia, donde también hay dos manifestaciones diferentes, la Coordinadora Feminista reclama por el 8M una democracia justa e igualitaria; políticas públicas para desarrollar y aplicar las leyes en materia de igualdad y violencia de género; derecho a la salud con perspectiva feminista que garantice la salud sexual y feminista; una educación de calidad, laica y feminista; pensiones dignas y justas con perspectiva feminista y de clase; una legislación abolicionista de la prostitución, de los úteros de alquiler y de la pornografía.
Por su parte, la Assemblea Feminista de València reivindica la defensa de los derechos y de las condiciones laborales de las mujeres trabajadoras, la lucha antirracista contra el racismo estructural, el fin de la represión de todas las personas que perseguidas por luchar por la libertad y la creación de un "feminismo diferente" con "alianzas con el resto de los movimientos populares y colectivos feministas que luchan por unas vidas dignas para todas nosotras". Del mismo modo, dedica un apartado al cierre "inmediato" de los CIES y a la derogación "inmediata" de la ley de extranjería "criminal".
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Este punto, de hecho, es el primero del manifiesto de la Asamblea 8M de Barcelona, donde se añade la denuncia a las guerras "como la mayor expresión de violencia machista", a la violencia machista "como un ataque a libertad del cuerpo y vida de las mujeres", el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y al aborto - con crítica a la nueva ley del aborto por no "abordar la despenalización del aborto" - y la exigencia de pensiones y condiciones de trabajo dignas. Algunas de esta reivindicaciones están presentes en los lemas que se cantarán Sevilla en la manifestación en Sevilla de la Asamblea Feminista Unitaria, como "La locura no se cura con tortura", "Ni CIES, ni rejas, ni presos, ni presas", "Mujer cuidadora también trabajadora" y "Hasta los ovarios de contratos precarios".