La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva un año advirtiendo del deterioro de la salud mental de la población mundial a consecuencia de la pandemia. En España, la situación es de precariedad absoluta: tenemos menos de seis psicólogos por cada 100.000 habitantes frente a los 18 de media de la Unión Europea. En nuestro país, cada día se suicidan unas diez personas, y se estima que otras 200 lo intentan. En contraposición, solo nueve comunidades autónomas tienen planes específicos de prevención.

España es, junto a Portugal, el país de la Unión Europea que más ansiolíticos, sedantes e hipnóticos consume. En concreto, más de dos millones de personas toman medicación a diario, sobre todo las mujeres. Y no es de extrañar: ellas soportan la mayor carga. El 50% de mujeres encuestadas en un estudio de salud mental afirman que su estado ha empeorado con la pandemia. Una de cada tres ha necesitado ayuda externa para solucionar sus problemas.

Miles de españoles han necesitado acudir ayuda psicológica estos meses. La pandemia ha evidenciado otra carencia sanitaria de nuestro sistema de salud: la de especialistas en esta rama. Le ponemos nombre propio a este problema. Así es la jornada de José Luis Hernández Barbosa, psicólogo general sanitario. "Mi jornada llega a las 12 horas muchos días. El aumento del volumen de pacientes ha hecho que las consultas estén colapsadas". Y entre paciente y paciente, cuenta el aumento de este tipo de problemas.

"Muchísimos problemas derivados de la pandemia que tienen que ver con la pérdida de empleo, con los duelos no resueltos, con problemas familiares y sociales a los que no se les está dando respuesta", ha explicado José, a lo que ha añadido: "El sistema público de salud mental no tiene capacidad para soportar la demanda de la población. El acceso a la salud mental está relacionado con el poder adquisitivo".

La solución, según el sector, pasa por el aumento de psicólogos clínicos en el ámbito de especialización, pero también la inclusión de psicólogos clínicos en la atención primaria. Una rama de la sanidad sobrecargada que también pide ayuda: porque la ansiedad y depresión no entiende de profesiones. También es pandémica. Pero con la sobrecarga ha llegado también el lado más positivo: la desestigmatización de la ayuda psicológica: "Ir a terapia debería ser como ir al gimnasio. Si nos cuidamos por fuera, también nos tenemos que cuidar por dentro". Porque es esencial que no se nos olvide: la psicología también salva vidas.

"Decir que no estamos bien es de persona fuerte"

Incluso la de aquellos que han tenido éxito en sus carreras. Porque las estrellas que triunfan en el mundo del deporte, la literatura y la música tienen también sus debilidades. "Un entrenador me dijo 'no dejes que tu mayor fuerza sea tu mayor debilidad'", explica Ricky Rubio. Se refería a su mente, que era muy potente en la cancha pero, tal y como reconoce el jugador de baloncesto, también podía "jugar un mal trago": "Llegaba un momento que me bloqueaba mentalmente". Pidió ayuda y, sin miedo al estigma, se puso en manos de especialistas que le han ayudado tanto en su faceta deportiva como en la personal.

Por su parte, la escritora Elvira Sastre escribe mucho a la calma porque conoce bien la ansiedad: "Es como si de repente te faltara el aire, no pudieras respirar y el mundo se pusiera encima de ti. Y ese peso es insoportable"; un monstruo que está ahí, dormido, y de repente "cualquier mínima cosa lo puede hacer despertar". Porque la vida, según la escritora, está "llena de saltos, de caídas, de tropiezos, de avances, de bloqueos". Por ello, asegura: "La terapia es una de las cosas que me ha dado respuesta a estas situaciones".

Respuestas que, gracias a la psicología, también ha encontrado la cantante Judit Neddermann: "Es como un mantenimiento. Igual que cuidamos los instrumentos, la casa... si nos cuidamos a nosotros mismos evitamos que exploten las cosas". Los tres coinciden en la importancia de normalizar algo de lo que sólo unos pocos, se atreven a hablar: "Decir que no estamos bien es de persona fuerte. Pedir ayuda es necesario", asegura Ricky Rubio. "Deberíamos ser igual de capaces de reír como de llorar", considera Elvira Sastre. "Todos podemos llegar a sitios mentalmente que no nos imaginábamos", cree Judit Neddermann. Por eso, es responsabilidad de todos dejar de estigmatizar.