Los agentes están peinando con un georradar una finca de unos 800 metros y en el lugar hay también un laboratorio móvil de la científica.

Fuentes de la investigación han confirmado que en el interior de la casa se encuentra el que en su día fue el único investigado por la desaparición de la mujer, su expareja, un hombre que no está detenido, de momento, sino que asiste por su relación con la propiedad del terreno.

El rastro de Sonia Iglesias, una mujer de 38 años en el momento de la desaparición, se perdió un día de agosto de 2010 después de que la mujer acudiera a una zapatería de la ciudad y ya no acudiera a su puesto de trabajo como dependienta.

Su expareja sentimental y padre de su hijo llegó a declarar como investigado por esta desaparición, pero finalmente la justicia retiró la imputación y archivó el caso en abril de 2015 por falta de pruebas.